Aún espero tu llegada y te imagino sonriente,
irradiando energía, como el aura de un sol de verano
cuando se acerca a besar el mar.
Aún te espero, impaciente y te sueño tan dulce y serena
como la superficie de una laguna que refleja un cielo azul
en una tarde sin viento.
Aún te espero como un niño inocente
a quien, alguna vez,
le prometieron un dulce.
Y te contemplo en mi mente como a una de esas diosas griegas:
pura y espléndida. Y me parece escuchar la melodía de tu voz
como un canto del viento entre los árboles.
Aún espero que llegues a revivir mi corazón
con el elixir de tus besos, a darle fuego a mi sangre
con la magia de tu ser.
Aún te espero como ese ser incorpóreo,
como ese concepto abstracto que eres,
sí, tú, ¿quién más? La felicidad.
Y te sigo esperando como espera el dulce
aquel niño ingenuo que se va haciendo viejo
en medio de su esperanza.
En el fondo intuyo que nunca vendrás
porque simplemente no existes.
Pero hay que engañar el alma de algún modo
para que tenga motivos de vivir.
Sólo por eso,
aún te sigo esperando.
- Autor: Hector Augusto Cuestas Venegas ( Offline)
- Publicado: 28 de junio de 2024 a las 14:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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