El hombre más triste

He escrito mil poemas y ninguno lo he escrito para ti. No he dicho que no escribo por ti, pues siempre escribo por mis penas.
Junto a ti he cumplido mi condena, siendo un preso desolado. Nunca, estando a tu lado, recibí de ti una sonrisa, mucho menos una caricia que me haga sentir enamorado.
Cuantos años han pasado y no recuerdo un día feliz. Por cada día conservo una cicatriz que tú desamor me ha provocado.
No recuerdo un te quiero, la calidez de un abrazo. No recuerdo que tus pasos caminaran a mi lado. De tu amor mal logrado sí coseché bendiciones, para quienes escribo canciones, quienes para mí son los primeros.
Recuerdo que te hice una promesa que pagaste con mentira, creando en mí una herida que aún no consigo sanar. Desde entonces, mi afanar ha sido entregar mi vida a quien provoca mis heridas como deseando mi muerte.
Ahora, así como de repente, siento que mi vida se acaba; y tú, como de la nada, me brindas el desprecio del día.
No recibo de ti un buen día, ni un hola o como te sientes. Sólo tus palabras hirientes que brotan como un manantial,
desde el principio hasta el final como quien siente desprecio.
Créeme que he pagado el precio del error que cometí contigo, pues, aunque has vivido conmigo, nunca hemos sido amantes. Hemos sufrido cada instante que hemos pasado juntos.
Cada día más separados y cada día menos juntos; yo en lo mío y tú en tus asuntos, cada quién por su lado.
Yo escribo, aquí callado lo que nunca he podido decirte. Decirte que, a tu lado, he sido el hombre más triste.