EL HUÉRFANO✏️463

EL HUERFANO

 

Desde la esquina de la Plaza de Armas, donde los adoquines gastados acunan mis sueños, comienza mi día errante. Cusco me abraza con su altitud y sus colores, mientras busco un rincón donde reposar mi cansancio y mis pensamientos.

 

Cruzo la avenida el Sol, observando los turistas que pasan rápidamente, ajeno a mi presencia. Mis pies descalzos sienten el frío del empedrado ancestral, mientras el sol dorado de los Andes calienta mi espalda.

 

Avanzo por las calles estrechas de San Blas, donde los artistas plasman su alma en lienzos y madera. Entre los aromas de comida callejera, busco algo para llenar mi estómago vacío, saboreando cada bocado como un regalo del día.

 

En la calle Tandapata, me detengo frente a la iglesia vieja, donde las paredes de piedra cuentan historias de fe y resistencia. Observo a los niños que juegan en la plaza, preguntándome qué futuro les depara en esta tierra de contrastes.

 

Finalmente, en la esquina de Atoqsayk’uchi, contemplo cómo la ciudad moderna se entrelaza con la antigua, como un tejido intrincado de historia y progreso. Mi corazón de vagabundo late al ritmo de los colectivos que pasan y las risas de los jóvenes que se reúnen en las esquinas.

 

Así, de esquina en esquina, entre sombras y luces, sigo vagando por las calles del Cusco, donde cada paso es una lección de supervivencia y cada encuentro una oportunidad para compartir mi historia de vida.

(D/A El Chobis)

 

Autor CORAZÓNBARDO © LuisApazaHuallpa