POEMA ABSTRACTO

José Fas Fonfría



POEMA ABSTRACTO

Dice la canción…
Piensa en mí, cuando sufras,
cuando llores, también piensa en mí.

Aunque te cueste reconocerlo, sé que vivo en tu interior,
y en tu pensamiento transito, con ímpetu arrollador,
aunque no por los motivos que yo quisiera y deseara,
y no importa, es tanto, que con menos me conformara.

Me creo ser el motivo, de tus desvelos y sobresaltos,
no sé si por recuerdos alegres, o escabrosos espantos,
de lo que tendrían que ser tus tranquilas noches,
pasan a ser anuncios, de tus constantes reproches.

¿Serán inquietudes, de tus sueños nocturnos?
¿Serán desvelos afligidos, o mustios amaneceres?
¿Serán, alegres despertares mañaneros?
¿O serán alegres recuerdos que te provocan placeres?

En esos intranquilos instantes te da por escribir versos,
versos apasionados, vagos, abstractos y convexos,
no sé, si soy el único, o solo uno de los receptores,
de los destinatarios, de tus precoces odas cantores.

Dos veces los he recibido esta semana,
y dos veces me han despertado las dianas,
que tu sutil inspiración poética emana,
y dos veces, los he cobijado entre mis sábanas.

La insuperable iluminación que proporcionan,
los recuerdos agradables del subconsciente,
son la base de la dicha, que tantos ambicionan,
y el camino abierto a la esperanza ardiente.

La perfección no existe, y con poca cordura,
nos empeñemos desesperadamente en buscarla,
pues llena mucho más, un gramo de ternura,
que la inmensidad de la riqueza ambicionada.

Sueño vivir contigo un amor ardiente,
públicamente, dentro de un yacusi dorado,
de templada agua marina rebosante,
y lamer la sal de tu cuerpo idolatrado.

Piensa en mi amor, piensa en mí,
y si al hacerlo percibo tus pensamientos,
lograrás transmitirme con ello tus sufrimientos;
y te librarás del dolor de mis recuerdos.

Llegaste a mí en tu otoño ya decadente,
cuando los árboles frondosos de tu anterior verano
comenzaban a perder la protección de sus hojas,
y tus frágiles y espigados troncos, otrora reverdecidos
se iban convirtiendo en leños algo más oscurecidos.

La belleza regalada por tu esplendorosa primavera,
te convirtió, en la reina de un bosque anhelante
de los apetecibles frutos, que la naturaleza te obsequió.
Pero a la mejor estación de tu maravillosa vida,
ya la iban evitando los trenes de largo recorrido.

Ningún maquinista se acordó de ti, en su busca
de otras primaveras mucho más florecidas.
El tráfico fue disminuyendo, llegado el verano,
pero aún de vez en cuando, se detenía
algún tren solitario en busca de cobijo.

Las verdes ramas de tu espectacular verano,
que antaño fueron cobijo de algún nido ocasional,
se convirtieron en el escenario donde ensayar,
los trinos desafinados de otros pájaros itinerantes.
Y en esto estabas, cuando se presentó tu otoño.

Y con él, llegué yo, ya de tránsito al frío invierno,
y me refugié en el bosque que aún estabas habitando.
Entre tus ya desnudas, y medio resecas ramas,
me cobijé, y me abrigaron por un tiempo, del rocío
de las heladas mañanas de mi desaprovechada vida.

Fuiste mi estación de acogida en mi largo peregrinar,
llenaste de calor los arcaicos radiadores de mi vida,
me respetaste, y te respeté con la mesura de los años,
y con la poca experiencia que en mi había.

¡Fui feliz, fui muy feliz, inconscientemente feliz
como no lo había sido, hasta llegado ese día!
Pero, me dejé ir, no perseveré en lo conquistado,
y se me fue de las manos con el paso de los días.

Hoy soy tu amante rendido, que te ha jerarquizado
y te ha elevado en lo alto de un altar imaginado.
Que te guarda en un baúl, sin ventanas ni candado,
en un baúl que, en mi pecho, corazón es nombrado.

Y van pasando los días, entre esperanza y desencanto
un día te tengo a mano, y al otro, te acabas marchando.
Pero siempre vuelves, vuelves porque deseo que vuelvas,
sales sola con el alba, y sola regresas al redil.

Y en eso… llegó tu invierno, para nada deseado,
llegó sin avisar, pero hace tiempo era esperado.
Nadie lo admitía, por todos era rechazado,
pero llegó para quedarse, y nunca será desahuciado.

Nos vamos haciendo viejos sin remedio,
las alegres y fértiles ramas de tu organismo,
ya nunca más conocerán primaveras,
y las abejas viajeras, buscarán otras aceras.

No quiero seguir vida mía, podría amargarte el día,
mi adormecida venganza, solo piensa tonterías.
Tengo que pisar firme, y tener la cabeza fría,
para prepararte el lecho, y cobijar tu altivez herida.

Para recordarte aquellos lastimosos y sinceros versos,
que a modo de clara profecía te escribió este poeta.
Este torpe y lenguaraz aprendiz de poeta,
que… en su ya más que anunciado crepúsculo, decía…

“Cuando se apaguen de golpe todas las estrellas
que iluminaron tu lecho, en tus noches de lujuria,
yo, seguiré a tu lado, para iluminarlo con velas
durante el resto de tu vida.

Cuando desaparezcan las mariposas,
que revolotearon la marchita flor de tu vida,
yo, regaré tu cuerpo de noche y de día,
con lágrimas y besos para mantener… la ilusión viva”.

  • Autor: José Fas Fonfría (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de julio de 2024 a las 03:17
  • Comentario del autor sobre el poema: Saludos para todos. Este POEMA ABSTRACTO lo escribí en el año 2020 en plena pandemia por el Covid, y lo subí a YouTube el día 28-02-21, es un poema largo de 10,07 minutos, https://youtu.be/7creovLTsHk
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 14
  • Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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Comentarios +

Comentarios1

  • ElidethAbreu

    Cuanta belleza en sus letras amigo poeta Jose.
    Gracias!

    • José Fas Fonfría

      Muchas gracias Elideth, agradezco tus bellas palabras.



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