Camina el hombre, y su sombra
va caminando con él
mientras las nubes se apartan
y se acrecienta su sed.
Lleva una cruz en los hombros,
sangre en las manos y piel,
una corona de espinas
rasga su frente y la sien.
Y mientras tanto, la gente,
brama y protesta tras él,
quien con la cruz en su espalda
busca el calvario a su vez.
Bajo el silencio del cielo,
hay un martillo cruel,
clavos perforan las manos,
luego lo hacen en pies.
Y así termina la historia
y da comienzo la fe,
por esta entrega y la vida
de quien nació en un Belén.
Rasgan los cielos los rayos,
tiemblan las almas sin ver,
ese mensaje sublime
sin preguntarnos por qué.
¡Adiós!, suspiran los niños,
¡adiós!, los hombres de bien,
a Dios, la tierra y la sangre
de los que lloran sin ver.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/07/24
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 7 de julio de 2024 a las 05:01
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, FRANCISCO CARRILLO, Mauro Enrique Lopez Z., jvnavarro, alicia perez hernandez
Comentarios3
Las sendas de la espiritual en este poema caminan, tal si fuera un calvario que es necesario pasar para conocer de verdad la fe
Un saludo y abrazo
jvnavarro y Omaris, gracias por vuestros comentarios.
Saludos.
muy emotivas tus letras poeta,
son bellas, gracias por compartir
¡Adiós!, suspiran los niños,
¡adiós!, los hombres de bien,
a Dios, la tierra y la sangre
de los que lloran sin ver.
besos besos
MISHA
Lg
Gracias Misha.
Abrazos.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.