Miro con displicencia
el silencio de un canto.
Leo con rechazo
la superficialidad de lo escrito.
Observo con desagrado
el incesante desangrado de una vida.
Recojo con angustia
los segundos perdidos de una loca corrida.
Atravieso con apatía
el cementerio de mis días.
Descubro agonizando
el peso de mis palabras,
que con firmeza
me hunden cada vez más
en este intento de vida.
Ruego
a un dios en el que no creo,
que nada de lo que yo haga
sea arte;
porque no quiero denotar con tanta tristeza
tan sublime arte,
porque no quiero ser uno más
que mancha con su sangre
los papeles de sus libros,
porque no quiero agotar al mundo
con las penas de farsante
que se cree incomprendido.
- Autor: Entregadoalsilencio ( Offline)
- Publicado: 9 de julio de 2024 a las 16:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: Pilar Luna
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