Desde un confín remoto del planeta,
contemplando el lienzo de la historia,
observo lo que hacemos, lo que ya se ha hecho,
lo que parece que se hará,
y lo que hemos dejado de hacer.
Con resignación en el alma,
me pregunto, con seriedad:
¿Acaso no lo vimos venir?
¿No pudimos evitarlo?
¿O tal vez no quisimos verlo?
Un mundo plagado de dolor,
de hambre y sufrimiento,
un panorama desolador,
que podría ser diferente.
Si tan solo hubiéramos abierto los ojos,
si tan solo hubiéramos actuado con el corazón,
si tan solo hubiéramos escuchado la voz de la razón.
Las lágrimas de los inocentes,
como perlas caídas del cielo,
surcan el rostro de la Tierra,
en un eco de tristeza y desvelo.
Las voces que claman justicia,
se pierden en el viento cual susurros,
un lamento que busca consuelo,
en un mundo sordo a sus murmullos.
Pero aún hay esperanza,
una llama tenue que no se apaga,
en cada gesto de bondad que se propaga,
en cada mano que se tiende sin paga.
En cada acto de humanidad,
en cada sonrisa que se comparte,
en cada palabra de aliento que se imparte,
en cada abrazo que ofrece un nuevo comienzo.
Desde este rincón del mundo,
veo un futuro incierto,
un camino plagado de dudas,
pero también veo la posibilidad de un cambio.
Si tan solo pudiéramos unirnos,
si tan solo pudiéramos amar sin medida,
si tan solo pudiéramos convertirnos en guías,
podríamos transformar el dolor en fuerza,
y el sufrimiento en paz sinfónica.
Gonci
- Autor: Gonci (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de julio de 2024 a las 04:36
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Dr. Salvador Santoyo Sánchez
Comentarios1
si tan solo pudiéramos convertirnos en guías,
podríamos transformar el dolor en fuerza,
y el sufrimiento en paz sinfónica.
Saludos poeta Gonci
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