Plegaria ¡Santísima Virgen del Carmen!

Plegaria

¡Santísima Virgen del Carmen!

Tú, que guías desde el cielo
a los que están en la mar,
envíale a todos ellos
nuestro abrazo fraternal,
de esta peña marinera
que, junto a su puerto está
esperando que ellos lleguen,
y poderles abrazar.
Desde mi peña hoy te pido
¡Santísima Virgen del Carmen!
que nos des tu bendición
para alcanzar esa nave,
que desde el cielo tú, patronas,
¡Santísima Virgen del Carmen!
Desde el mar y desde tierra,
te piden los marineros

por todos los que entregaron
sus vidas en esos mares.
Hoy te llevan en sus hombros,
hombres venidos del mar,
esos que a ti te veneran       
y pudieron regresar,
para estar junto a tu vera,
en tu inmensa soledad.
Las sirenas de los barcos
todo el día sonarán,
recordándote señora,
que eres la Virgen del Mar.
Del mar y  los marineros,
esos que vienen y van
y cuando están navegando
o trabajando en el mar,
quieren tenerte a su vera
en su inmensa soledad.
Rosario de caracolas
extraídas de la mar,
en mis descansos te rezo
en noches de soledad.
Y cuando estoy en el puerto
lo pongo en el cabezal
del lecho donde yo duermo
y allí me pongo a rezar.
Por eso Virgen del Carmen
cuando a tu vera yo estoy…
enloquezco de alegría
por tenerte madre mía,
a mi vera el día de hoy.
Permíteme estar contigo,
disfrutar de tu presencia,
qué grande ha sido la ausencia
de tu vera…¡Madre mía!.
Aunque te llevo en mi pecho
y te rezo cada día,
no quisiera separarme
de tu lado…¡Madre mía!
Este puerto marinero, 
Puerto de Santa María,
hoy te aclama fervoroso
a tu paso…¡Madre mía!.
¡Eres rosa de los mares!
¡Vigía del navegante!
¡Aurora de la mañana!
¡Eres una estrella errante!
¡Es mi Virgen marinera!
¡Eres tú Virgen del Carmen!
Te desvelas por tus hijos
para que nada les pase,
que quieren llegar a puerto
y poder acompañarte
en tu dolor y tu pena
¡Santísima Virgen del Carmen!
Barquitos de vela, cuán alas de gaviotas
parecen sus telas, navegad junto a la Virgen,
porque ella se desvela, cuando andáis navegando
al desplegad vuestras velas.
Engalanad vuestros barcos
al celebrarse su fiesta,
fiesta de los marineros
y también de los de tierra.
Y doy por finalizada
ésta mi humilde plegaria
con una sencilla salve
para mi virgen y madre.
Dios te salve ¡Madre mía!
cada noche y cada día 
andas cuidando de mí.
¡Dios te salve, Reina y Madre!
de todos los marineros,
desde tu trono del cielo
los guía con rumbo firme 
hasta que llegan a puerto. 
¡Dios te salve María!
¡Patrona del alma mía!.

José Ares Mateos (Menesteo)