Luminiscencia

Carlos Eduardo


AVISO DE AUSENCIA DE Carlos Eduardo
Hola - Chauuu


No despreciéis la sensibilidad de nadie.

La sensibilidad de cada cual es su genio.
Baudelaire



Luminiscencia
Recuerdo que venías primorosa,
princesita,
ondeando al viento tu vestido rosa.


Desfilaron días, meses, años,
una mañana estabas en un escaño
dibujando siluetas escondidas
dentro de un jardín de alhelíes
perfumados, 

ya convertida en reina dulce, bella, divina;

el tiempo se suspendió un instante,

pues la brújala de mi sentir

se prendó a ti.

Una tarde sin saber cómo,
en un paraje cercano a la rompiente
cabalgamos, tú en corcel blanco
yo en negro,
ibas delante con la caballera flotando
la brisa me traía tu aroma.

Escapamos hacia verdes llanuras,
por bosques de araucarias resplandecientes,
muérdagos suspendidos, tilos y copihues,
subimos cuestas, atravesamos desfiladeros,

nos hundimos en estepas desérticas,
retomamos el camino de las dunas
hasta una playa solitaria; 

descendiste donde las rocas nos cobijaron, 

fui a buscar una caracola marina,

se escuchaba el rumor del mar.

Parecía un sueño,

estabas zambulléndote, sirena
encantada,
me precipité a las olas
jugamos, jugamos y jugamos,
en un roce de nuestras manos
se evaporaron las gotitas de cristal,
reíamos de felicidad,
dichosos al secarnos todo, los dos;
comenzaba el crepúsculo,
bailamos un vals,
nos envolvía un aura cálida,
nos recostamos sobre la blanca arena.
Tu voz, dulce terciopelo, me hechizó
diciéndome,
en infinidad de lienzos pintaré estos
recuerdos contigo:

sombras sutiles reclinadas sobre verdes
tonalidades,
los ramajes, lomas y chispeantes
vertientes,

de un mundo diáfano.

En respuesta yo dije, describiré:
la geografía de tu cuerpo,
la plenitud de tu ser,
las sonoridades de tu alma.


Nos unimos, yo fuego, tu aire,
suspirando, lentísimo,
fuerzas equilibrándose entre sí,
mirándonos jubilosos encendiendo la
hoguera.


Después, a galope tendido en las
brazas de tu piel,
llegó la noche, te habías convertido en
luminosidad,
volaste hasta las nubes,
más lejos todavía,
desapareciste en el infinito como un
punto de luz,
la llama que instantes antes fui
se situó en mi corazón;
regresé solo,
no sabía tu nombre,

así en la claridad te llamaba, ah-sombra,
en la oscuridad, luz-ciérnaga.

Más tarde,
viví ardientemente lúcido
entre tinieblas.

Hoy sé,
que cada pensamiento mío de ti,
tiene un fin:
alimentar la antorcha mágica,
allá en el firmamento
dónde estás y eres tú.
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Comentarios +

Comentarios8

  • Santiago AlboHerna

    tu poema fue una película, donde yo miraba azorado, me encanto.

    • Carlos Eduardo

      Gracias Santiago. Mis saludos.

    • jvnavarro

      Precioso
      Un saludo y abrazo Eduardo, por lo que somos, vivimos y soñamos

      • Carlos Eduardo

        Otro abrazo grande para ti Vicente.
        GRACIAS

      • Violeta

        Hermoso como sentido por las imágenes dibujadas en tu poema , saludos.

        • Carlos Eduardo

          Muchas gracias Violeta.
          Saludos

        • Dr. Salvador Santoyo Sánchez

          desapareciste en el infinito como un
          punto de luz,

          Saludos poeta

        • EmilianoDR

          "Desfilaron días, meses, años,
          una mañana estabas en un escaño
          dibujando siluetas escondidas
          dentro de un jardín de alhelíes
          perfumados," Hermosos versos estimado poeta . Saludos cordiales.

          • Carlos Eduardo

            Gracias Emiliano. Un abrazo grande

          • Una voz

            "Nos unimos, yo fuego, tu aire,
            suspirando, lentísimo,
            fuerzas equilibrándose entre sí,
            mirándonos jubilosos encendiendo la
            hoguera."

            Fragante poesía, inmersiva en su relato.

            Dios te bendiga.

            • Carlos Eduardo

              A ti también.

              Gracias

            • María C.

              Hermoso de principio a fin
              Un beso

              • Carlos Eduardo

                Muchas gracias María.
                Mil besos para vos

              • David Arthur

                ......Una tarde sin saber cómo,
                en un paraje cercano a la rompiente
                cabalgamos, tú en corcel blanco
                yo en negro,
                ibas delante con la caballera flotando
                la brisa me traía tu aroma..........

                hermosasletras Eduardo en este cuento de hadas que no conocí

                Un abrazo amigo
                David

                • Carlos Eduardo

                  Gracias amigo, un abrazo grande David



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