El nombre de ese ser figura en esta tumba:
Dice "amor" y era mi deseo de la vida eterna.
¿Acaso eran sus ojos el clarear de la aurora,
que solo iba a mi fuente a reflejarse en ella
y luego regresaba en las horas nocturnas,
parodiando con fuerza, la calma de las aguas?
En su tez, estaba la perdida y robusta gloria de Roma,
Eran sus labios certeza infinita del tiempo inerte,
arreboles de un eterno, cálido y florido verano
donde ayer no era pasado y, mañana, nunca futuro.
En su frente clareaban los luceros de todo el orbe,
allí la patria celestial encontraba el norte en su sonrisa,
la claridad dejaba por fuera la luna al crepúsculo
y ante el sol acaloraba con fuego y gloria el alma.
Envejeció tranquilo, sin más rumores, hechos ni confidencias
que las penas del pecho y un adiós sin respuesta ni esperas.
"Amor", bendito ese malnacido nombre en la piedra:
¿Qué eras? ¿Qué gentes te parieron en la tierra?
¿Descompuestas están nuestras historias y tus verdades?
¿Dónde están los compañeros de nuestras andadas
y de aquel, nuestro duro y dichoso viaje?
¿Tu noviazgo? ¿Nuestro eterno juramento?
Ya de eso, de nosotros, de lo tan nuestro
nada queda, ni en sombras, a lo largo del valle,
solo un silente tronco reseco, un viejo olmo,
que abrigaba el candor de nuestros romances
y, que rendido el honor a tu cristiana sepultura,
indica el camino del adiós, por las sombras del valle.
- Autor: Valentin Von Harnicsh ( Offline)
- Publicado: 17 de julio de 2024 a las 23:25
- Comentario del autor sobre el poema: Dedicado a Ana, sufriente peregrina del valle de las sombras.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
Comentarios1
Hermosas letras
Un saludo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.