Verdades a media

Porque es tan frecuente que tus labios me escondan algunas palabras, es complicado ser uno mismo con quien no es ni la imitación de lo verdadero.

El sufrimiento es mejor que la mala compañía, así como la oscuridad es mejor que la luz opaca, y eso usted lo sabe mejor que yo, querida amiga.

Créame, no detesto su compañía, lo que aborrezco es la forma en que me dices la verdad, esa verdad que contiene más incógnitas que realidades y más incertidumbres que afirmaciones.

Prefiero una mentira dicha con gran seguridad a una verdad sin esencia ni validez, acepto más fácil una mentira disfrazada de verdad, a una verdad enchapada de mentira.

Así pasan los días, entre sombras y reflejos, entre palabras a medias y silencios densos.

Cada encuentro se convierte en un laberinto de emociones, donde perderse es inevitable y encontrarse, un milagro.

En tus ojos veo un mar de contradicciones, donde navego sin rumbo, a merced de tus olas. Tus gestos son enigmas, tus suspiros, acertijos. Y yo, naufrago en este océano de dudas, buscando una isla de certezas.

Quisiera descifrar tu alma, entender tu lenguaje, pero cada intento es una caída al abismo de lo desconocido. Tu presencia es un rompecabezas sin solución, una melodía inacabada que resuena en mi mente sin descanso.

Quizás, algún día, tus palabras encuentren su camino hacia mí, y en lugar de enigmas, me regales verdades claras como el amanecer. Hasta entonces, seguiré navegando en tu mar de misterios, esperando, soñando, viviendo.