Las manecillas de aquel reloj quedaron congeladas desde el día en que mis ojos la vieron, las noches se hicieron más largas y ya las dudas en mi no existieron.
Cuando la veo, toda luz se desvanece , ya la gente desaparece, y mi atención le pertenece.
Se llena de gozo mi alma, cuando detrás de la pantalla ,su rostro sonriente está; revolotean en mi interior, mariposas alocadas , que contemplan la mirada, que transpasa y me rebasa.
Cuando la veo, pido un deseo; cierro los ojos y a Dios le rezo; es tan sincero esto que expreso, en este verso un poco extenso.
Mi dulce chica de ojos cafés, dueña divina de mi querer.
- Autor: A.V ( Offline)
- Publicado: 21 de julio de 2024 a las 00:20
- Comentario del autor sobre el poema: Los versos que provoca, contemplar su delicado y bonito rostro.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 161
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Santiago AlboHerna, Mauro Enrique Lopez Z., Lualpri, jvnavarro, El Hombre de la Rosa, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, Pilar Luna, Lucía Gómez, CBR, leo albanell
Comentarios1
Buenas letras
Gracias!
Un saludo
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