Paloma muerta en el alfeizar

Alejandro Tejero Escribano

PALOMA MUERTA en el alfeizar

Abro la ventana para

Ver la calle y me dé el aire,

Una lluvia suave cae

Y en ristre el paraguas va.

Es la terraza de enfrente

Que brillante está mojada,

Una gaviota atacante

Amenaza a la paloma.

Del altillo, el alfeizar

De ventana de anaquel

En nº 44 de c/Manuel

Llaneza, Gijón, ciudad.

En aquel feliz lugar

Hay un jolgorio jovial:

Palomas volotear,

Y palomos arrullar.

Un día apareció un huevo,

Luego otro al día siguiente,

A los dos los empolló

Y expuso para nacientes.

Pasó dos tercios de luna

Y aparecen dos pichones

Diminutos con plumones

Que no parecen paloma.

Necesito unos prismáticos

pues la visión es confusa

Para poder visionarlos,

La ventana está lejana.

Aparecieron palomas

En gran número, además,

Que la fiesta festejaban

Y alegría contagiaban.

Los palominos crecieron

Con alguna rapidez

Y del palomar volaron

Con arrogante altivez.

Gozaba viendo el jolgorio

Del evento palomino,

Fiesta para ello inmortal,

Arrullando el palomar.

Palomita palomera

Que hiciste tu palomar

En ventana, el alfeizar,

La osadía plena pagas

Con la gran tumba mortal.

En el alfeizar paloma

Veo sin moverse inerte.

Pierdo  sensibilidad

Al ver la tétrica estampa

Llena de agresividad.

Nada existe que me aparte

Dicha tumba de mi mente,

Que me indica cada día

El término de mi vida.

Quiero decirla sin voz,

Que la recordaré en mi alma

Entre la sombra y la luz,

Que me otorga mucha calma.

Bien entiendo los felices

 Días y las tristes noches

En la oscuridad del viaje

Con mi pesado bagaje.

Ver ahora me da pena

 Esa tumba de paloma,

 Toda muerta y solitaria,

Sin visita de ninguna.

Hoy pierdo con esa imagen    

El rumbo de mi camino

Al imaginar su cuerpo

 Corrupto bajo plumaje.

 ¿Dónde descansará esa alma?

Alma de interior salida[1]

De muchas piezas y órganos

De su ser bien combinados,

Constituyendo dicha alma.

Nunca supe distinguirla

Ni supe su propio nombre,

Pero sentí un amor siempre

Platónico a esa paloma.

Un árbol impertinente

Con su abundante ramaje

Me libra de ver lo triste

De esa imagen aberrante.

Advertir a los vecinos,

Mas de  paloma el plumaje

En el alfeizar tenemos

En la ventana de enfrente.

Alejandro Tejero Escribano. Gijón, 14-5-2024.

[1] El alma en los seres vivos y mecánicos. Mi teoría es que están compuestos de órganos y piezas sueltas inanimados, pero combinados y armonizados producen fuerza y vida: el al- ma o psiques de los seres vivos y mecánicos, es interior e inmaterial. El cuerpo vive y la moto ruge. Cuando estos órganos y piezas se desarmonizan y separan se da el resultado: corrupción del cuerpo y desaparición de esa alma o psique.

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