Querida Sombra

Querida sombra,

tú que me observas cada día,

sabes de las penurias que intento esconder,

mis ojos se desvían, mi mirada se pierde,

¿cómo puedo cambiar si cada intento falla?

 

 

La ira oprimo en mi puño,

las palabras muerdo para no perderme,

en un abismo de violencia que temo.

A veces no entiendo mis propias acciones,

quisiera saber el porqué de todo esto,

pero nada cobra sentido.

 

 

Soy un resentido,

o quizá algo en mí quedó sentido,

un momento vivido, reprimido por mi bien.

No lo sé, ni yo mismo me conozco.

 

 

Hace tiempo que no escribo,

no por falta de ganas, sino de sentir.

Me faltó tiempo para pensar,

para entender mis propias emociones.

 

 

No lo sé, querida sombra,

quisiera ser como los animales o los astros,

dejar un rastro eterno en el polvo cósmico.

 

 

Quería tantas cosas,

pero el límite siempre fue el dinero,

una lección aprendida al crecer,

viendo el mundo con nuevos ojos,

un mundo que no quería entender.

 

 

Es triste crecer,

ver pasar a los demás,

ver sus logros mientras los tuyos caen.

No gané nada, debería estar molesto,

pero en lugar de eso, lo acepto como mi destino,

decepcionado de mí mismo.