Silvia

edwin toninho



 

Silvia se cepilla el cabello

con una de sus manos

suavemente desliza sobre su cabeza

el robusto instrumento

tratando de domar, una vez más

la madeja de rizos negros

que ella heredó de mi abuelo

con su otra mano

acaricia a los pequeños traviesos

que después de haber jugado

tenta con el cepillo

siguen intentando pasar

desapercibidamente

ella tiene un espejo, pero lo ignora

sus pensamientos

al ver la puerta abierta

han escapado

a través del cielo azul

volando hacia un lugar lejano

en su memoria

mientras las palomas morenas

que sus manos son

continúan su vuelo

tantas veces recorrido

 

ella se conoce muy bien

que los cumplidos y los insultos

nunca han movido de su sitio

ni uno sólo de sus cabellos

ni lo harán ahora

que su juventud ya pasó y

su vanidad ha sido arrebatada

por un usurpador, quien ganando

control de su cuerpo

le ha debilitado las extremidades

cambiado sus expresiones faciales

perturbado su habla y

recientemente, le ha causado

un molesto babeo

que simplemente no se detiene

una de esas cosas

que no tienen explicación, y

¿para qué molestarse en preguntar?

si todo al final

es cuestión de tiempo

cualquier cosa que el tiempo

signifique ahora o

cuando las cosas empeoren

 

cuando ella era pequeña

le molestaban los apodos

rayitos de sol, aureola de pelos

yo nunca entendí la relación

entre Silvia y Chiqui

ahora, lo puedo ver

yo le decía Tía Tutis, pero

en ese entonces, el niño era yo

cuando su cabello era largo

atado por detrás

con una cola trenzada o

un largo rizo en espiral

siempre colgando por su espalda

excepto cuando hacía calor o

en el trabajo

donde se lo ataba con un moño

pero esos días ya pasaron

ahora tiene brillos plateados y

lo lleva corto, muy corto

para hacerle la vida más fácil

cualquier cosa que más fácil

signifique ahora o

cuando las cosas empeoren

porque, todo está cambiando

rápido, muy rápido, más rápido

de lo que ella puede entender

aceptar o asimilar!

 

algunos rizos

han quedado sueltos, pero

ella los perdona, los deja estar así

su cabello siempre ha sido rebelde

un desafío de su propia naturaleza

como el sobrepeso

algunos discos fuera de lugar y

ahora la enfermedad de Parkinson

que cambia las reglas del juego

pero ella aún no entiende

de qué se trata el juego

 

Silvia se cepilla el cabello

de pronto se da cuenta

que la he estado observando

ella me sonríe, primero

con la paz que le produce

acariciarse el cabello

después con la pena que siente

por su nuevo aspecto

sin poderlo evitar

ella comienza a llorar y

se cubre el rostro

con sus manos trémulas

 

yo me acerco a ella

sostengo su cabeza

muy cerca de mi corazón y

le acaricio suavemente el cabello

como ella tantas veces

hizo conmigo

pero yo

que no soy tan fuerte

lloro con ella

Ver métrica de este poema
  • Autor: edwin toninho (Online Online)
  • Publicado: 25 de julio de 2024 a las 05:40
  • Comentario del autor sobre el poema: A Tía Silvia, RIP una madre para mi
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 0
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.