Pena Amarga Pena!

ElidethAbreu



 
 Pena Amarga Pena!
 
 
 
Del alma saco una pena
que por ser pena es amarga
en la noche cuando tarda
la luz en dar su presencia.
Con cada sombra se agencia
un dolor que me acompaña
y en la quietud de la mañana
busco en vano consuelo
mientras el alma y su vuelo
se desvanecen en saña.
 
 
Que por ser pena es amarga
cada lágrima que brota
es un suspiro que anota
el dolor que nos embarga.
En la soledad se amarga
el corazón que se ahoga
y en la brisa que se alborota
se escucha el eco de un llanto
que en el silencio encantado
va muriendo gota a gota.
 
 
En la noche cuando tarda
la luz en dar su presencia
se siente la inclemencia
de un dolor que se hace guarda.
Cada estrella que se alza
en el cielo es un testigo
de un amor que se hace amigo
de la tristeza y la pena
que en la noche se hace llena
de recuerdos y castigos.
 
 
La luz en dar su presencia
en la mañana se esfuerza
pero la pena se fuerza
a seguir en su existencia.
En cada rayo de sol
se busca una esperanza
pero la pena no alcanza
a encontrar su consuelo
y en el silencio del cielo
se escucha su triste danza.
 
 
Con cada sombra se agencia
un dolor que me acompaña
y en la quietud de la mañana
busco en vano consuelo.
En cada rincón del alma
se esconde una lágrima,
que en su tristeza se mima
y en su dolor se desata
mientras la pena se agranda
y el corazón se resigna!
 

ElidethAbreu

07/26/2024©

  • Autor: Ellie (Seudónimo) (Online Online)
  • Publicado: 26 de julio de 2024 a las 10:14
  • Comentario del autor sobre el poema: Pena, ¿por qué eres tan amarga? Te deslizas en el alma como un río oscuro, llevándote consigo las risas y colores que una vez adornaron mi ser. Eres una sombra que se cierne sobre los días más brillantes, una presencia constante que transforma el sol en lluvia y la esperanza en nostalgia. Tu llegada es un susurro en la noche, una brisa helada que cala hasta los huesos. No tocas la puerta, no pides permiso; simplemente te instalas, desplegando tu manto gris sobre todo lo que amamos. ¿Es tu amargura un reflejo de las verdades que no queremos enfrentar, de los adioses que nunca planeamos decir? En tus brazos, pena, el tiempo parece detenerse. Los segundos se estiran, convirtiéndose en horas interminables de reflexión y duelo. Cada latido del corazón es un eco de la pérdida, un recordatorio de lo que ya no está. ¿Por qué, pena, debes ser tan despiadada en tu honestidad, tan cruel en tu enseñanza? Sin embargo, en tu amargura hay una extraña belleza. Nos obligas a mirar dentro de nosotros mismos, a confrontar nuestras fragilidades y a descubrir una fuerza que no sabíamos que poseíamos. En la tristeza profunda que nos impones, encontramos una luz tenue que nos guía a través de la oscuridad. Pena, tu amargura es un espejo de nuestra humanidad, de nuestra capacidad para amar y perder, para soñar y fracasar. Nos recuerdas que estamos vivos, que sentimos, que cada lágrima derramada es una prueba de nuestra capacidad de conexión. En tu abrazo helado, encontramos la calidez de los recuerdos, la dulzura de lo que fue y la promesa de lo que aún puede ser. ¿Por qué eres tan amarga, pena? Quizás porque en tu sabor se esconde la semilla del crecimiento, la oportunidad de renacer. Nos desafías a encontrar la belleza en el dolor, a convertir la pérdida en un himno de amor eterno. Nos enseñas que la tristeza, aunque devastadora, también es una forma de amor, una prueba de que alguna vez tuvimos algo tan valioso que su ausencia nos duele. Pena, aunque amargas, tus lecciones son profundas. Nos ayudas a ver el mundo con nuevos ojos, a valorar cada momento de felicidad con una intensidad renovada. En tu oscuridad, aprendemos a apreciar la luz, a encontrar la paz en la tormenta y a descubrir que, al final del camino, siempre hay un nuevo amanecer esperando.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 1
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