Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Rizando el límite de un limbo equilibrado
sostengo el relámpago eficaz, esta sonrisa
invicta, entre una yuvia lúcida de cenizas
Triunfante la vida de mi alma, acabado el yanto,
dolor ya enterrado en tiempos antepasados...
Arranco la raiz sangrienta de la rabia maldita
con notable anarquía, osando salvar la alegría,
el profundo placer que deriva del autoconocimiento,
contrario al mundano exceso, el contacto previo
a un beso extraordinario, intenso, solitario...
Tan temprano despierto el deseo mas árdido
en el cándido espejo perfecto reflejándolo
bajo cielo despejado, efecto de relámpagos,
fulgor ininteligible, límite final rizado, onda
atravesando planos espacios superpuestos
como un naufrago surgiendo del hundimiento,
y el aura matinal intacta en mi mirada,
al impactar contra el cuerpo de la sombra
y disiparla. Me provoca la risa inspirada
otra vistoria que celebrar aprisa, ahora,
ebrio de verdad al centro de la espiral ciclónica
- Autor: Original Oriflama Infinita ( Offline)
- Publicado: 27 de julio de 2024 a las 11:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Pilar Luna, Mauro Enrique Lopez Z.
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