Transfórmense renovando su mente, para que comprueben por ustedes mismos cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios (Rom. 12:2).

♥(¯`*•.¸♥millondurango♥¸.•*´¯)♥

 

 

Como la casa que requiere de constante cuidado,

nuestro ser interior clama por atención sin descanso.

En el rincón de la mente, donde los pensamientos habitan,

la limpieza es un ritual, una necesidad que no se agita.

 

Con la escoba de la conciencia, barreremos cada día,

los rincones oscuros, donde el polvo de la duda se escondía.

La aspiradora de la fe, potente y siempre lista,

sucumbirá a la suciedad, esa que al espíritu embiste.

 

El agua pura de la esperanza, con su corriente serena,

limpiará las manchas de miedo, dejando la superficie plena.

Y el detergente del amor, con su espuma blanca y densa,

disolverá el odio, la envidia, y la tristeza inmensa.

 

En el espejo de nuestra alma, reflejaremos la luz,

si mantenemos la limpieza, con un corazón puro.

Así como las ventanas, que al sol deben su brillo,

nuestros ojos mostrarán la claridad de nuestro trillo.

 

No olvidemos el jardín, de nuestra personalidad,

donde crecen las flores de la bondad y la sinceridad.

Podemos ser jardineros, de nuestras propias acciones,

cultivando virtudes, y arrancando malas pasiones.

 

Que la limpieza de nuestro ser, sea una tarea de amor,

un compromiso con nosotros, y con el cielo superior.

Porque al final del día, cuando el sol se haya ido,

la paz de un alma limpia, será nuestro mejor nido.

 

Como el viento que arrastra hojas secas,

limpiamos nuestro ser, con esmero y fe.

El polvo del camino, las manchas de la vida,

ante la luz divina, se disipan, se van.

Y así, puros y dignos, ante Jehová brillamos,

cual estrellas en la noche, en su amor, sin cesar.

 

  • Autor: ஜீEl amor es un vinculo perfecto de uniónஜீ (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de julio de 2024 a las 04:37
  • Comentario del autor sobre el poema: Domingo 28 de julio Transfórmense renovando su mente, para que comprueben por ustedes mismos cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios (Rom. 12:2). ¿Con cuánta frecuencia limpia usted su casa? Quizás antes de entrar a vivir en ella la limpió a fondo. ¿Pero qué pasaría si dejara de limpiarla? Como bien sabemos, el polvo y la suciedad se acumularían rápidamente. Para mantener la casa presentable, hay que limpiarla con frecuencia. Algo parecido debemos hacer con nuestros pensamientos y nuestra personalidad. Claro, antes de bautizarnos luchamos para hacer los cambios necesarios en nuestra vida y limpiarnos “de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu” (2 Cor. 7:1). Pero ahora nos toca obedecer este consejo del apóstol Pablo: “Deben seguir renovando su forma de pensar” (Efes. 4:23). La “suciedad” y el “polvo” de este mundo se pueden acumular rápidamente en nuestro interior. Para que eso no nos ocurra y estemos siempre presentables delante de Jehová, debemos examinar con frecuencia nuestros pensamientos, nuestra personalidad y nuestros deseos. w23.01 8 párrs. 1, 2 Examinemos 2024
  • Categoría: Religioso
  • Lecturas: 13
  • Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z.
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