Algo siento

Alberto Escobar

 

 

 

, una sensación.
Eso le estoy diciendo a una amiga,
como si la cafeína me estuviera
calentando el pecho y después la garganta.
No decido si es la rinitis —ahora callada—
o el helado de café que me tomé ayer
con granos tostados sobre la superficie
de nata y capuchino, a lo que se me une
el café de esta mañana —quizás mucho café
para mi incipiente dependencia—.
Una sensación, no es nueva. 
Hay como un desamparo escondido,
agazapado tras el telaje traslúcido 
de un hueco, una carencia, o algo así.
Es posible que la mente, por tal de buscar
alguna razón, acuse a una ausencia 
de la causa, pero no le secundo, no creo,
porque tal ausencia no es existente, 
y colocarla en este disparadero es como tapar
el sol con un dedo, como con un capricho
llenar un pozo sin fondo, es absurdo...
Sí, una sensación.
Una que se me va diluyendo al conjuro
en que consiste escribir —o ese es mi propósito—,
y a medida que el negro mancha la página
la lluvia va remitiendo delante de un sol que espera
su turno, paciente, y sabedor de que al fin y a la postre
sale para poner cada sensación en su lugar.
Voy a cerrar este escrito para recogerme contra 
mí mismo y expurgarla, bucear en el mar azul
que me abarrota hasta dar con una clave,
con el pez causante de esta puntual turbulencia. 
Sí, solo, una sensación...
Mi amiga me está preguntando con palabras
teñidas de inquietud. No te preocupes...

 

 

 

 

 

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Comentarios2

  • Lucía Gómez

    Bella forma espiritual de mirarse por dentro. Encantador relato. Afectuoso saludo. Un gusto leerte, Alberto.

    "Voy a cerrar este escrito para recogerme contra
    mí mismo y expurgarla, bucear en el mar azul
    que me abarrota hasta dar con una clave,
    con el pez causante de esta puntual turbulencia. "

    • Alberto Escobar

      Me alegro de que te guste Lucía. Un abrazo,

    • Mercedes Bou Ibáñez

      En esta prosa que nos presentas veo una exploración introspectiva de las emociones y sensaciones que se suelen dar en la mente. Es un texto cargado de matices, donde en primera persona te diriges a una amiga en busca de comprensión, aludiendo a una sensación que parece inasible pero profundamente real.

      La manera en que lo inicias, hablando de la influencia de la cafeína en tu cuerpo y de cómo esta experiencia física se entrelaza con lo emocional, pone en relieve la conexión entre lo sensorial y lo existencial.

      Desde el comienzo, la disertación sobre la "sensación" es central. Haces una reflexión sobre tu estado, que podría confundirse con una simple reacción corporal a la cafeína o una manifestación de rinitis.

      Esta duda inicial acerca de la causa de tu malestar nos introduce en un mundo donde las experiencias físicas y emocionales están entrelazadas.
      La imagen del "helado de café" evoca un placer que, a su vez, puede estar en el origen de una incomodidad más profunda.
      Aquí encontramos un símbolo de cómo los placeres simples pueden tener repercusiones inesperadas en nuestro estado mental.

      A lo largo del texto, debates entre la búsqueda de significado y la aceptación de la confusión. Te das cuenta de que el
      "desamparo" que sientes está “agazapado” y que tu mente intenta racionalizar esa experiencia a través de la identificación de ausencias.

      Sin embargo, te resistes a aceptar que esta ausencia pueda tener una causa definida, sugiriendo la complejidad y ambigüedad de las emociones humanas.

      La metáfora de "tapar el sol con un dedo" tiene un peso significativo aquí, simbolizando la lucha por entender lo inasible y cómo, a menudo, nuestros intentos de poner orden en nuestras vivencias resultan fútiles.

      La imagen de la lluvia que remite y del sol que espera su turno es un poderoso símbolo del ciclo de las emociones.

      A medida que vas escribiendo, la tinta negra mancha la página y, simbólicamente, se va dibujando un paisaje interno más claro y sereno.

      La escritura actúa como un conjuro que disipa las nubes emocionales, que ayuda a dar forma a tu experiencia subjetiva.

      Finalmente, el texto se cierra con un regreso a la introspección, al deseo de bucear en la profundidad de ese "mar azul" que te rodea, buscando una clave que descifre tu inquietud.

      A través de esta búsqueda, queda implícito que las sensaciones, aunque puedan ser desconcertantes y pesadas, también pueden conducir a un autoconocimiento más profundo.

      La culminación de esta introspección se manifiesta en el simple, pero significativo, "sí, solo, una sensación...", reafirmando que los sentimientos, por más erráticos que sean, son esenciales para la experiencia humana.

      En resumen, el texto es una rica exploración de las emociones y la relación entre el cuerpo y la mente. A través de una prosa evocativa y sensorial, se nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de las sensaciones, su complejidad intrínseca, y el papel de la escritura como herramienta de autocomprensión y liberación emocional.

      La sensación, en última instancia, se convierte no solo en una experiencia personal, sino en una invitación, a quienes estamos leyendo, a confrontar nuestras propias tempestades internas.

      • Alberto Escobar

        Qué tal Mercedes. Esto es un comentario de texto, jajaj. Me dejas sin palabras. Qué manera de expresarlo, espectacular. Está claro que lo tuyo va más allá de la poesía. Quien tiene talento lo tiene en cualquier género jajaj. Nadie me ha hecho nunca un comentario de texto, objetivo, sin entrar en opiniones, como suele ser lo habitual. Te agradezco mil tu visita, profe. P.D. Como pedir es gratis, si te apetece, me dices qué te ha parecido —para redondear este magnífico regalo—.

        • Mercedes Bou Ibáñez

          Me alegra que te haya gustado mi comentario y que hayas encontrado valor en él.

          La verdad es que disfruto mucho de la escritura, ya sea en poesía o en cualquier otro formato.

          Siempre te leo, bueno, sabrás, porque lo he dicho en más de una ocasión, que leo todo lo que se publica, aunque no suelo comentar, pero de un tiempo a esta parte he decidido comentar de una manera, digamos analítica, aquello que de algún modo me llegue.

          Sobre lo que me ha parecido... ¡tu obra es un verdadero deleite para los sentidos! No tan solo esta publicación, sino toda tu obra en su conjunto.

          Este escrito en particular, me capturó por la forma en que juegas con las palabras y logras transmitir emociones profundas.

          • Alberto Escobar

            Gracias Mercedes. Ojalá todos comentemos así. Yo mismo, a mi manera, intento, cuando el poeta me toca, expresar lo que me gusta, lo que me ha inspirado, y alguna vez lo que no me gusta, pero esto que has hecho no lo hago a menos que me lo pidan. Lo mío es esto, jugar y derramarme, y por eso me cuesta ceñirme a normas—sé que a ti no te limita y eso dice mucho de tu capacidad—. P.D. lo mismo, como agradecimiento, me suelto con algún soneto dedicado a ti. No me arriendes la ganancia jajaj.



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