Era una niña entonces

Era una niña en ese entonces, que vivía con su papá, mamá y una hermana mayor en una casa con un gran patio, y a su alrededor, la cocina, el baño, comedor y habitaciones.

El papá salía muy temprano a trabajar y la mamá se ocupaba de la casa, todas las tareas concernientes a ella y toda su familia.

Cuando digo toda su familia, también hablo de los que llegaban desde el interior por asuntos médicos o simplemente de paseo; siempre se quedaban en casa y tanto mamá como papá los recibían con mucho cariño y alegría, era un placer y muy divertido compartir esos días de visitas.

Siempre tenía la comida a tiempo, las niñas se ponían una especie de guardapolvo que les había hecho para resguardar el uniforme, esperando al papá que, luego de almorzar y antes de volver al trabajo, las llevaba al colegio y, a veces las iba a buscar. Eso sí, siempre, en los días de lluvia, se las arreglaba para estar en ambos momentos.

Era una niña en ese entonces y no entendía por qué a veces les faltaba lo que había pedido la maestra o lo conseguían a último momento.

La mamá iba todas las semanas con una modista que le enseñaba a confeccionar su ropa y la de sus hijas. También se las ingeniaba para tejer.

Recuerda que para un casamiento, les había tejido unos vestiditos bordados a mano con pequeñas flores de distintos colores, el de su hermana era azul eléctrico y el suyo azul marino, ambos de diferentes modelos; también confeccionó unos tapados, rojo y celeste respectivamente, en un paño muy suave y calentito y, como detalle de terminación, un cordoncito entre el forro y la tela, a uno dorado y al otro plateado. Eran hermosos decía.

Era una niña en ese entonces y se sentía muy exigida en cuanto a sus modales, horarios de escuela y tareas. Su papá siempre las apuraba y en consecuencia siempre llegaban temprano a todos lados, aun cuando salían de paseo; ella se preguntaba ¿para qué?, y le fastidiaba bastante, aunque no recuerda que ninguna de las dos hiciera berrinches por eso, como tampoco cuando les gustaba algo que no tenían.

Era una niña en ese entonces y, a pesar de todo, habla con mucha alegría de los cumpleaños, festejados en casa con torta y chocolate hechos por su mamá, también recuerda los lindos obsequios en esas ocasiones, y en Navidad o Reyes; no siempre eran los que esperaban, pero habían aprendido a no quejarse por eso, sabiendo que había muchos niños que ni siquiera recibían regalos.

Era una niña en ese entonces, y no comprendía los grandes esfuerzos que hacían sus padres, incluso para evitar que se dieran cuenta de cierta escasez, que para ellos era casi una constante.

Eran una niña, y en ese entonces, ni siquiera sentía como hoy, todo el reconocimiento y admiración que atesora por ellos y su gran legado de amor.

 

Miriam Venezia

22/07/2024