VENTURADA

Hoy que no estás, no hay más amor. Te fuiste y te perdiste a lo lejos del horizonte.

Ya no volverás, y mi alma, sola y triste, se queda. El pajarillo de mi corazón me pregunta si aún me amas.

Ya no estoy en tu camino, y quiero desearte felicidad. Sé que ya no volverás, mi amor.

Forzar los sueños es robar tiempo al mismo tiempo. Después de este adiós, somos la ruina de aquel palacio que construimos.

Guardaré todos los poemas que escribí para ti en la maleta. Ya no habrá más penas.

El sentimiento de esta historia lo contarán los dioses de las estrellas.

Fuiste mi patria, mi vida y mi familia. Fuiste mi vino y mi pan especial.

Todo se ha descompuesto: los versos y las canciones. Ya no hay melodía que cante tu nombre.

La vida, como viene, se va, y te vas con la dicha indiferente, navegando por el Nilo de tus miedos y temores.

Tú, más allá de lo real, te vas cada vez perdiendo entre mis últimas lágrimas.

Vivimos y nunca viviremos más este cuento. Podría seguirte entre tantos siglos, pero ya no más.

Amarte es un regalo divino, pero vivir es importante. Hoy amaneció y volví a ver la luz. Hice esta plegaria que es para ti: que te vaya bien, mi amor.

Cierro los ojos y llegan por última vez nuestros recuerdos. Mi sonrisa se camufla con la melancolía. Todo irá bien, lo sé, pero esta vez prefiero decirte adiós, mi amor.