Adivinador, adivino lento de carromatos cargados de penas

Ivette Urroz

Adivinador, adivino lento de carromatos cargados de penas,

tan dudosas como resignadas al lazo dialéctico de mi tristeza,

sin ombligos zodiacales en aquel largo anochecer, lento, lento.

Fortificación de caricias estremecidas por los barrotes de

mi alma, que conlleva un exilio autoimpuesto, escoltado

por secretos de voces que agujerean las oquedades del espíritu.

¡Indiviso portal de luciérnagas en estíos, quietud perenne!

 

Mil cristales marchitos descienden sobre los impávidos lienzos,

con blancos amaneceres como el primer grito

del último tango en París, que se despojaron de sarcasmos

dejados por letargos extendidos de risas y dolores analfabetas,

llorados por corolas ciegas en ademanes llameantes de cordura.

Enmascaramiento de filigranas de llagas nuevas, glucosa en

resignación, desbrozadora de mis deseos, filogenéticamente

se columpian en el cólico de sus mejillas como la cicatriz

asfixiada de una nueva era que no para de recabar

frutos desde aquel sueño astral en que viajaba el Gueguense

hasta confundirse con uno de nosotros.

¡Chilla la noche automáticamente, sin egoísmos!

Chilla inclinada y llorada de sueños en el caótico universo

donde, Galileo, con su avezado telescopio como un dardo

laceraba la lengua de la santa inquisición, de la santa inquisición

¡Dale duro para que lloren, dale duro para que sangren!

¡Llora el alma porque quiere, llora en el látigo de la nada!

Adivinador o adivino, pensamientos cercanos al vértigo

de miles de soles escondidos donde se levanta el mundo,

donde reposa el mundo en un camastro de ideas…

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios2

  • EmilianoDR

    Ivette que buen escrito nos presentas.
    Gracias!

  • Omaris Redman

    Buenas y sentidas letras! Saludos,



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.