Pajarito azul

Hola señorita, hermosa y sonriente cantante de la soledad, vives amando el amor y la alegría aunque de noches grises tus ojos puedan estar.

Suaves son tu plumas, caricias hermosas y relucientes tus brillos cuando cuento cuantos besos quieres dar.

Elevas tus alas al viento, cual torrente te dejas llevar, me encanta tu camino y en el mío hay triste llorar.

Tu libertad es preciosa, aunque por ella en tu jaula yo tuve que estar, mi canto son puros lamentos, los tuyos pura felicidad.

Te amo como siempre, aunque nunca entienda porqué no quieres regresar, si te faltó cariño, cuando abrí tus rejas, quería que conmigo puedas olvidar.

La triste agonía del encierro, el dolor amargo de tu alimento, el que con triste dolor no quería que te fueras a escapar.

Sabía de tu huida y el por qué te quería tan cerca de mí, aunque no entendías ahora lo entiendes, que yo te dejé ir.

Porque te amo más que estar cerca, más que estar presa, más que te sientas libre; te amo mucho más de lo que puedas volar, porque tu decisión yo siempre quiero respetar.

Y si el amor jamás vuelve, es porque se extendió hasta lo infinito y hasta la eternidad tiene que volar, para entender que estoy lleno de gozo, por comprender tu canto de princesa con las arpas de libertad.