Dramas Cotidianos: Una Vida en Sátira

Oscarin Balderas

En el gran teatro de la vida, todos somos actores,
con guiones mal escritos y roles de improvisación,
nos dicen que busquemos la felicidad y los amores,
pero olvidan mencionar la dosis de frustración.

El amor, ese concepto tan glorificado,
un cuento de hadas que nos venden desde niños,
pero en la práctica, es un desastre anunciado,
con dramas y conflictos dignos de guiños.

Nos prometen príncipes y princesas en el camino,
pero lo que encontramos son sapos y brujas,
y mientras buscamos el amor divino,
navegamos entre peleas y cucarachas.

Los poetas nos cuentan del amor eterno,
de almas gemelas y destinos cruzados,
pero la realidad es un infierno moderno,
con corazones rotos y sueños desgarrados.

Los primeros encuentros, llenos de pasión,
pronto se tornan en discusiones y reproches,
y el "vivieron felices" de la narración,
se convierte en noches largas y coches.

Los regalos y flores se marchitan con el tiempo,
y las promesas susurradas se olvidan,
la rutina mata el encanto en su momento,
y el "para siempre" se vuelve una herida.

La vida nos dice que trabajemos sin cesar,
para alcanzar el éxito y la gran felicidad,
pero al final, nos hallamos con un bar,
donde ahogamos las penas con brutalidad.

Nos venden la idea de la familia perfecta,
con hijos ejemplares y un perro fiel,
pero en realidad, la vida está infecta,
con gritos, llantos y un caos cruel.

Los niños, esos angelitos de la publicidad,
son en realidad pequeños tiranos,
que exigen, lloran y con gran habilidad,
transforman nuestros sueños en vanos.

El perro fiel, en su noble intención,
deja pelos y huellas por toda la casa,
y mientras aspiramos con resignación,
recordamos las promesas que el amor arrasa.

La casa perfecta, con su jardín florido,
se convierte en una prisión dorada,
donde el estrés y el cansancio han corroído,
la ilusión de una vida bien organizada.

Los días pasan en una rutina sin fin,
trabajo, comida y algo de sueño,
y nos preguntamos en un suspiro ruin,
si este ciclo será nuestro único empeño.

Y así seguimos, con sueños de grandeza,
esperando que algún día todo cambie,
pero la realidad, con su cruda certeza,
nos muestra que en la vida, nada es tan grande.

Aceptamos trabajos que no nos inspiran,
por un salario que apenas nos mantiene,
y mientras nuestras pasiones se retiran,
el tiempo, implacable, nos detiene.

La sociedad nos dicta qué debemos querer,
metas y logros que parecen brillantes,
pero al final, en la noche al caer,
nos sentimos vacíos y distantes.

Así que riamos de este circo sin igual,
donde la vida y el amor son una broma,
y aceptemos que en este juego banal,
todos somos peones en esta enorme lona.

Porque al final, en esta tragicomedia,
el truco está en aprender a reír,
y aunque la vida sea una tragicomedia,
encontrar la felicidad en nuestro deambular.

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Comentarios +

Comentarios1

  • Brom Beto

    Una detallada descripción de nuestro paso por este mundo.
    Se refleja una impactante decepción.
    Sea como sea, mañana saldrá el sol que nos anunciará un nuevo día, quizás mejor...



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