Se ve la pleamar
llegando hasta la playa,
dejando, entre las olas,
suspiros y resacas.
Es hora de dormir
dejando atrás las barcas,
que buscan en el puerto
amarres y bonanza.
Las aguas de los mares
merecen esta calma,
bailar entre las olas
al ritmo de una nana.
Y duerme el marinero
cansado y en su cama,
soñando con la pesca
que espera de su caña.
También duerme el infante
oyendo la balada,
que deja con sonrisas
su madre en la almohada.
Resacas de la vida
que llegan y se marchan
y breves pleamares,
que alivian a las almas.
Suspiros de los mares
que entonan y se paran,
con tonos melodiosos
de yodos y de algas.
Los coros ancestrales
no temen marejadas,
y esperan pleamares
de aquellos a quien aman.
Poetas y seglares
susurran con el arpa,
del mar y de las olas
dejando su tonada.
La dulce melodía
nacida con la infancia
y aquellas pleamares
de amor en tantas playas.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/08/24
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 6 de agosto de 2024 a las 04:52
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Tommy Duque, EmilianoDR, Texi, alicia perez hernandez
Comentarios1
Poeta, gracias por pasearme por mis playas dominicanas al leerte.
Saludos.
Gracias Emiliano.
Saludos.
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