Y mis ganas...

De la vida es escasa
la parte que vivimos.

—L.A. Séneca.

Vive y deja vivir,
respira y deja el aire
a su aire, que se expanda
en la cerrazón arterial
de tus pulmones, y suena
una flauta y un acordeón,
arriba y abajo, una sube
desde la calle y el otro baja
del octavo, y ambos sonidos
se mezclan con el oxígeno
que ahora me va vida, 
y vivo, y me sumerjo entero
en el devenir de las notas, 
y sabe a gloria pensar que estás,
que vives todavía, al otro lado
de este teléfono que me quema. 
Vive, no sueñes. La Quimera
sucumbe ante la flecha
de Belerefonte sobre Pegaso,
no tiene recorrido, es humano
imaginar, volar al aire en busca
de otros cielos, otras tierras.
Soy alma, soy soplo y subo,
el cuerpo mero contenedor
que pesa, que pone obstáculo
al sueño y cuando sueño, sin ti,
me elevo a un edén inocente,
donde el pan se compra sin sudor, 
donde parir es solo un verbo indoloro, 
una acción que transita desde la nada
hasta un qué que le da consecuencia, 
y donde las manzanas no esconden
gusanos ni crucigramas, ni penden
de árbol malicioso alguno. 
Vivo, y te dejo vivir. 
Vivo sin vivir en mí porque tan alta
vida espero que muero porque no muero
—decía alguien que tras ingerir plantas
levitaba del suelo de su celda, dicen—,
y vivo sin estupefacientes, sin bebedizos
que me hagan decir lo que no digo, o sí,
al son de un tictac sordo, desconocido,
y te recuerdo en la playa, las pelotitas
de arena mojada sobre el nacimiento 
de tu rodilla, y los labios de sal, y el sol
relumbrando sobre el borde de tu pómulo,
y la tarde cayendo tras la línea de horizonte, 
y vivo, me recreo en tu recreación, entonces,
en ese momento en que nos íbamos, la arena
de las toallas al viento, las gaviotas agotando
nuestras últimas sobras, y la sombrilla 
al hombro, y las sillas de plastilina y mimbre.  
Vive y deja vivir. 
Mucho me sobra que no vivo, y opto 
por sobrarme de toda sustancia viscosa
que me engorda el contorno, solo lo mollar
es lo que busco y necesito, solo a ti, 
y tú eres el tiempo que me toca latir,
y tu sonrisa, tus chistes malos, y mis ganas...