Sol bruñido en nocturnidad dorada de melancolía,
como un embrujo tocado por abrasadoras ilusiones,
sensaciones de panderetas vagamente ardorosas,
sol bruñido en un empeño de ser amado solo como
decibeles prisioneros, como ruido sobre ruido inservible.
A mi soledad te acomodo en sonidos invisibles,
oscuros y lentos, como el fulgor de media noche del tormento.
Rocíos de rubíes en un sol bruñido de acontecimientos,
te acogieron en pétalos blancos de tristezas hasta los
ramajes de ritmo alterno que brotaron de enigmas
intuidos, mas no supiste escuchar la melodía del sosiego,
como bronces de halago en un nudo ciego; y son
fragmentos de cristales de fatigada alegría.
Velas de quehaceres atornilladas en cielos experimentados
de la vida, donde mis cinco sentidos son dueños de mi
dolor. ¡Oh, Hume! ¿Quién gobierna mi pasión acalorada
de cansancio? Teniendo toda la razón, un sol bruñido
es un paisaje de recuerdos dispuestos a agujerear
el alma silentemente de por vida; a veces vuelan
al aire libre, y yo lloro y lloro, y soy feliz como un tierno
amanecer en los cielos de Dante.
¡Oh, verdes y floridos gestos de la naturaleza, donde
puede ir la conciencia sin engaños, carne de día,
sueños de noche! Si antes de la palabra, el sigilo
era más claro; si antes de la luz, la oscuridad
era más sonora! ¿Quién recorre el trayecto de la
luz incierta y se desvanece?
- Autor: Ivette Urroz ( Offline)
- Publicado: 7 de agosto de 2024 a las 13:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Santiago AlboHerna, Pilar Luna, alicia perez hernandez
Comentarios1
Ivette, q notable pluma tienes, un placer leerte mi estimada, cordial saludo
Gracias por tu comentario.
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