He atentado contra todo y no ha servido.
He aceptado todo y tampoco ha servido.
Volar
y volaba más alto que las nubes.
Morir
y me hundía las manos en el vientre
y me arrancaba el corazón.
Después alguien murmuraría:
hubiese sido mejor de otra manera.
La belleza
en el centro de la belleza
esperaban tranquilamente
los grandes amores
y la verdad
tibias locuras.
Pieles maltratadas para que el amor
tenga su destino de luz apagándose.
Caminos de la vida cortados para siempre.
Atolondradas cadenas golpeándonos el rostro
atardeceres donde la justicia nos condena.
Noches enteras donde la fiebre
es el amor
y simples pensamientos
la locura.
Tiempos donde la vida
no entraba en la mirada
tiempos de la famosa soledad.
Interminables caminatas por mi cuerpo
como si mi cuerpo fuera el universo.
Celeste y sombrío.
Luminosos soles
encandilados por su propia belleza
y los interminables astros negros
embrutecidos de dolor.
(Del libro La poesía y Yo; Ed. Grupo Cero)
- Autor: Editorial Grupo Cero ( Offline)
- Publicado: 7 de agosto de 2024 a las 16:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: Sergio Alejandro Cortéz
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