Hay dos formas de morir:
La primera, un disparo en la sien.
Y la segunda, no es cuando tu corazón deja de latir,
Es cuando la desesperación te apresa.
Un último quejido de tiempo eterno,
Desangrándote, pero no de sangre.
La máquina sin pitar,
Una nuez sin carne, ¿me entiendes?
Tus ojos sin pizca de culpa,
La piel sobria, sin gusanos.
Un corazón que solo bombea dolor.
¿Por qué sigues viviendo?
¿Por qué no te lanzas del décimo piso?
Así apagas las luces de la cabina.
Una triste pero tranquila noche veras
Y el mismísimo Dios de ti se reirá.
Qué triste es la vida.
La soledad no deja de hablar,
La tristeza de quejarse por vivir,
Y la esperanza de no dejarse desear.
Esto no es un suicidio, es un asesinato,
Una apuesta que se paga con tu alma.
La ruleta rusa con el cargador lleno,
Pero sigues con vida. Qué triste.
- Autor: reneir ( Offline)
- Publicado: 10 de agosto de 2024 a las 15:13
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, José Valverde Yuste, Sergio Alejandro Cortéz
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