Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
"Yo soy el gyn que susurra letanías al oido de los borrachos", me dije y proseguí la lenta marcha por el corredor en tinieblas. Palabras fosforescentes flotaban en el aire. "Sensación". "Suspenso". "Inquietud". Me abstuve de dar rienda al pensamiento: no quería evocar los cantos victoriosos que brotaban como enredaderas en torno de los rostros rojos por el exceso de alcohol. Luego oí mi risa como la de alguien ajeno a mi perspectiva del mundo en el que vivía, y era como el chirrido de una rueda metálica arañando el asfalto. La caye entera estaba fuera del tiempo. Mas palabras salieron a volar. "Descenso". "Despierta". "Dilema". Ya tanto silencio había empezado a levantar vientos que bailaban como ebrios del deseo. Vi en la oscuridad un cariz de beyeza marchita rejuveneciendo con el frenesí que irradiaba todo mi cuerpo. Y cuando al fin entré al mundo humano lo encontré tediosamente divertido, invertido reflejo de mis ojos en el espejo del servicio. Sin embargo yo entanto levitaba de un lado a otro, y a veces vertía elixir de amor en alguna copa, nada extraordinario. Solo fue un juego de sombras en un desierto yeno de vivas brasas. Se hizo de día. El Sol extendió su blanca sábana sobre los negros corazones, fríos y solitarios a pesar de hayarse reunidos dentro de una vacía boteya de vidrio. Un mundo hecho a la medida de los soñadores taciturnos. Miré al cielo y le mostré mi lengua rosada. Gotas de un vino transparente empezaron a precipitarse, aunque no había ninguna nube a la vista de nadie. Sí pude percibir las palabras inscritas en las paredes ausentes. "Realidad". "Tentativa". "Inmersión". "Sueño". Yovía bastante fuertemente de un lado a otro, arriba y abajo eran mundos por los que el preciado líquido embriagante iba sembrando los designios del azar. Me crucé con mas de un transeunte marginal en mis ociosos devaneos de alma bohemia. Tantos rostros rectos entre la niebla etílica. Ojos vislumbrando mi catarsis vívida, tanteando el trasfondo de la noche en busca de la Luna, con sus comisuras húmedas de la luz astral. Y oidos abiertos al sonido hipnótico de mis susurros. "Estoy dormido", me dije... "Lo he estado siempre, desde que me bebí mi mente"
- Autor: Original Oriflama Infinita ( Offline)
- Publicado: 10 de agosto de 2024 a las 15:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, SOY.-
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