En la danza del viento, en el canto del mar,
no envidien, mis hijos, lo que otros puedan guardar;
pues cada corazón tiene su propio altar,
y en el eco del alma, el amor se hace amar.
Las flores del prado, en su alegre compás,
no compiten ni celan su brillo fugaz;
cada una en su esencia, su vida es capaz,
de llenar con su aroma el vasto solaz.
Que el cielo los inspire con su inmenso fulgor,
no codicien el oro ni su falso ardor;
pues el mundo se ensancha con su perverso vigor,
pero en su inherente ser encontrarán el más puro valor.
- Autor: El Corbán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de agosto de 2024 a las 12:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 67
- Usuarios favoritos de este poema: Pilar Luna, Mauro Enrique Lopez Z., Violeta, José Valverde Yuste, WandaAngel, MISHA lg, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, Gonzalo Márquez
Comentarios3
q bello poema Dr. !! y el cierre, genial, graciassss, y nos libre Dios de la envidia
Una bella entrega llena de reflexión , saludos .
bellas letras poeta
gracias por compartir
Que el cielo los inspire con su inmenso fulgor,
no codicien el oro ni su falso ardor;
pues el mundo se ensancha con su perverso vigor,
pero en su inherente ser encontrarán el más puro valor.
besos besos
MISHA
lg
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