Tenía la casa familiar
un reloj de péndulo
que encerraba para la niña
el primer misterio
de lo perpetuo
entre sus cadenas.
Las pesas, cilindros
de oro apagado,
miraban a tientas,
miopes como ella,
las primeras vistas
a un solitario salón
de porte solemne
a través del tímido
cristal graduado
en el tiempo
y su sabiduría
Las campanadas,
siempre inesperadas
como lágrimas
de colegial enamorado,
repartían bostezos entre sillones
y almohadas blancas
como alma pura.
Pronto podría salir
la niña miope a jugar al patio
de la gran casa,
todavía adormecida
en secreto,
despidiendo a un sol,
que no dejaba de mecerla,
hecho lúcida camisa de rayas
entre las persianas
de un cuarto de zócalo y
colchón de lana.
- Autor: Tomás Sánchez Rubio ( Offline)
- Publicado: 12 de agosto de 2024 a las 14:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: CARLOS ARMIJO R...✒️, Santiago AlboHerna, Mauro Enrique Lopez Z., Violeta, Antonio Pais, José Valverde Yuste, ElidethAbreu, Pilar Luna
Comentarios2
Con sensibilidad poética logras plasmar esos recuerdos marcados por ese reloj que marcó el juvenil tiempo. Tomás mi saludo y amistad.
Muchas gracias, Fabio. Un fuerte abrazo.
Tomas pura belleza de poema, que placer es leerte.
Abrazos!
Muchas gracias por tus hermosas palabras. Abrazos.
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