DE SIESTAS Y DE RELOJES

Tomás Sánchez Rubio

Tenía la casa familiar

un reloj de péndulo

que encerraba para la niña

el primer misterio

de lo perpetuo

entre sus cadenas.

 

Las pesas, cilindros

de oro apagado,

miraban a tientas,

miopes como ella,

las primeras vistas

a un solitario salón

de porte solemne

a través del tímido

cristal graduado

en el tiempo

y su sabiduría

 

Las campanadas,

siempre inesperadas

como lágrimas

de colegial enamorado,

repartían bostezos entre sillones 

y almohadas blancas

como alma pura.

 

Pronto podría salir

la niña miope a jugar al patio

de la gran casa,

todavía adormecida

en secreto,

despidiendo a un sol,

que no dejaba de mecerla,

hecho lúcida camisa de rayas

entre las persianas

de un cuarto de zócalo y

colchón de lana. 

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Comentarios +

Comentarios2

  • Fabio Robles

    Con sensibilidad poética logras plasmar esos recuerdos marcados por ese reloj que marcó el juvenil tiempo. Tomás mi saludo y amistad.

  • ElidethAbreu

    Tomas pura belleza de poema, que placer es leerte.
    Abrazos!

    • Tomás Sánchez Rubio

      Muchas gracias por tus hermosas palabras. Abrazos.



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