El Juego de la Inspiración

MonoFloyd



Con reglas en mano, empiezo el verso audaz,
las rimas juegan como cartas firmes,
apuesto todo al verbo, que al compás
de un ritmo fiel, mis dudas no me hirmen.

El cuarteto avanza, firme es mi plan,
el pulso rima en consonancia justa,
pero algo se desliza, ya no es tan
preciso el giro, la duda se incrusta.

Pero en medio del juego, un amor surgió,
que quiso rimar con mi vida incierta,
sus palabras buscaban la puerta,
pero el eco en su voz, jamás me alcanzó.

El amor absurdo, sin rima ni paz,
se retorció en versos que nunca rimaron,
fue un intento fallido, un compás
que, en la desdicha, sus notas se ahogaron.

 

Tal cual es la vida, ¿verdad? Comencé con pasos firmes,
con cada verso alineado, pensando que la ruta era recta.
Pero antes de darme cuenta, ya no rimaba con la vida,
y las rimas que antes fluyeron, ahora se habían ido.

Me dormí como un oso en cuarentena,
encerrado en el frío del desinterés,
mientras el abismo, cansado, me miraba,
esperando que despertara de ese sueño sin fin.

Pero entonces, algo cambió, y volví a la superficie.
Regresé con la rima perfecta, forjada en el fuego del silencio,
más profunda, más rica, con una melodía que encaja,
no como antes, sino transformada, lista para el compás de mi ser.

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