Si me quejo con la vida, que los días tienen corto lapso
Me observa fruncida y dice, porque necesito descanso
Si la queja va sobre que borrará el ayer
Frunce nuevamente y dice, que necesitaré el espacio.
Cuando protesto al Sol por no permitirme escrutar el cielo
Le reclamo a quien, sentado en su trono, me despojo el vuelo
Y me miran las nubes, en conjunción de enojo y desconsuelo
Desconociendo si buscando duelo o disfrazada busco consuelo.
Aunque, a quien más reclamo es el reloj, tan lento
Se desplaza sobre su vientre cuando desisto de movimientos
Al exhibir señal de suspiros, me roba desapercibido el aliento
Más desgarrador que el tormento, más astuto que el arrepentimiento.
Por qué no me das aliento? Viento que sopla mi falda
Por qué no conjugas sombra? Esfera de fuego yacido en el alba
Por qué no me das tiempo? Barca tan siempre apresurada
Por qué no me calman? Labios filosóficos, de palabras tan alzadas.
Preguntas atadas al tiempo, tiempo atado a quejas
Exigen dudas añejas y se acomplejan de respuestas complejas
Le simplifico, para ver si así le reflejas
No eres la historia, pero sí su moraleja.
Este espacio respira y reconoce que existes
Elimina lo que fué, pues ya fuiste qué viviste
Al exigir a la vida a dónde fue el tiempo? Cómo lo perdiste?
Recuerda,insististe sustituir dónde ir por el dónde ya fuiste.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.