Amor por Lirios y Ortigas!

ElidethAbreu



Amor por Lirios y Ortigas!

 
El amor, rocío celestial
cae sin discriminar su destino.
En ortigas, áspero virginal
y en lirios de aroma divino.
 
 
Sobre espinas, dulce se posa,
en pétalos suaves, se desliza.
No distingue entre cardo y rosa,
a todos por igual bautiza.
 
 
En el jardín de la vida crece,
sin juzgar belleza o aspereza.
Con su toque todo florece,
transformando dolor en belleza.
 
 
Rocío de amor, puro y sincero
no elige dónde ha de caer.
En corazones de acero
o en almas prestas a florecer.
 
 
Ese es el amor, justo y ciego
que riega por igual la existencia.
En ortigas enciende su fuego
en lirios derrama su esencia!
 
 
 
ElidethAbreu
08/15/2024©
 
 
 
  • Autor: Ellie (Seudónimo) (Online Online)
  • Publicado: 15 de agosto de 2024 a las 05:56
  • Comentario del autor sobre el poema: Las frescas gotas de rocío brillan como diminutos diamantes sobre los pétalos de los lirios, resaltando su delicada belleza. Cada flor se alza con elegancia, disfrutando de la suave caricia del amanecer. Sin embargo, a pocos pasos, las punzantes hojas de las ortigas también se ven adornadas por esas mismas perlas líquidas. Allí, donde podría esperarse solo aspereza y espinas, el rocío ofrece su don igualitario, recordándonos que la naturaleza no distingue entre lo bello y lo áspero, lo delicado y lo tosco. Es en esa imparcialidad donde reside la verdadera esencia del mundo natural, pues el rocío cae por igual sobre lirios y ortigas, mostrando que incluso lo que parece opuesto alberga una chispa de gracia cuando se mira con ojos atentos. En ese sutil equilibrio se esconde una lección sobre aceptar lo diverso y encontrar la belleza hasta en aquello que a primera vista nos parece menos agraciado. Imagina un prado verde y exuberante, bañado por la luz dorada del atardecer. El sol, en su camino hacia el horizonte, proyecta sombras alargadas y suaves sobre la hierba que se mece con la brisa vespertina. En este escenario, se despliega una danza de contrastes naturales. A lo largo del prado, se erigen majestuosos lirios blancos, con sus pétalos delicados y elegantes, que parecen susurrar secretos al viento. Cada flor se alza con gracia, como si buscara acariciar el cielo con su belleza etérea. Sus tallos verdes y esbeltos se inclinan ligeramente, creando un efecto de ondulación que añade dinamismo al paisaje. Intercalados entre estos lirios, se encuentran las ortigas, con sus hojas de un verde intenso y sus tallos erizados de espinas. Aunque su aspecto es áspero y menos invitante, las ortigas también tienen su lugar en este cuadro natural. Sus hojas dentadas capturan la luz de manera diferente, reflejando destellos que contrastan con la suavidad de los lirios. El prado está rodeado por un bosque de árboles altos y frondosos, que proporcionan un telón de fondo sombreado y misterioso. Entre los árboles, se escucha el canto de los pájaros y el murmullo de un arroyo cercano, que añade una banda sonora relajante al paisaje. El conjunto de lirios y ortigas crea una armonía visual que invita a la reflexión. Ambos elementos, aunque contrastantes, coexisten en este espacio natural, ofreciendo una lección silenciosa sobre la diversidad y la belleza de la naturaleza en todas sus formas.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 1
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