Rodean mi alma tus brazos bronceados,
en nocturnos momentos tan esperados,
en busca de nuestros juegos hechizados.
Tu voz cálida, de timbres sosegados,
se desliza por mi cáliz perfumado.
y sacia mi excitado botón perlado.
Tus besos son como el rocío dorado
que despiertan mi deseo aflorado
con tus labios de perfumes afrutados.
Mi ardor crece bajo tu cuerpo desnudo,
mi ser se desvanece en hondos gemidos,
notas de un profundo adagio improvisado
Para ti abro mi tesoro almibarado
y te retengo en mi gozo desatado.
Ahora más y más, te deseo dentro.
Estréchame dócil y siente mis senos
para que coincidan juntos nuestros ritmos
y llenarme de tu licor liberado.
Reserva tu abrazo final prometido;
quiero gozar de tu calor compartido
que el Sol de mañana aún no ha renacido.
En sombras percibo tu afable mirada,
veo mi descanso en ella reflejada
y duermo feliz junto a ti complacida.
- Autor: Salva Carrion ( Offline)
- Publicado: 17 de agosto de 2024 a las 06:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., La Bruja Irreverente, Antonio Pais, MISHA lg
Comentarios1
Este es un poema de ella hacia él....cierto...???
Carlos, rehola.
Sí, cierto. De ella hacia él.
Pensé que un hombre puede tener los brazos musculosos, y ser delicado en sus gestos. No obstante, he generado cierta ambigüedad.
Después de leer y comprender tu comentario, he cambiado “delicados”, por “bronceados”.
Agradezco mucho tu sano comentario.
Saludos cordiales.
mejor...como estaban parecían dos delicados....jajajajaj
Ya lo dejo así.
Saludos
Saludos Salva...
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