A Kuitlahuac Macias

Elizabeth Maldonado Manzanero

En la senda que es la vida la magnanimidad permitió

el encuentro con tu mirada bondadosa como haz de luz,

custodio del anhelo como tigres fragorosos y estridentes,

guardián de las flores del conocimiento, con murmullos

casi secretos que a tus oídos atentos no escaparon

de todos nuestros gloriosos ancestros, has tejido la historia

que el corazón archivaba en manos de mis padres y abuelos.

Manantial sereno, maíz que nutre el alma de la poesía.

Sol guerrero al que le cantan los colibríes del sueño.

Abrigo cálido de frases que son la metáfora de cada verso.

Kuitlahuatl tu canto resuena en lucha y esperanza,

y tus manos sin tiempo han cimentado la historia

tal como se plasma la danza en medio de las pupilas,

ecos quedan de compartir la risa, la flor y el canto

el tiempo ha sido ingrato y el cuerpo se muestra cansado

más el jilguero de tu alegría se ha vuelto a mis ojos todo poesía

donde te busco y encuentro, como el hermano mayor que ha dejado

un invaluable tesoro con frutos exquisitos de sensibilidad y armonía.

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