Derramada en su existencia,
que alguien nombró como locura,
gravita en corcel blanco su belleza,
por el sendero de la razón paralela,
y la lluvia que caía en esferas.
Al final del bosque tenían que verse
los corazones extraños
que se entrelazan
fuertes, lejanos,
Enamorados.
Cómplice noche vista por los ojos de una celosa luna,
hay distancias que se transforman en eternidades,
inocencia que es presa de todos los males,
Refulgiendo como todas las almas, sufriendo como ninguna.
Se encuentran en el bosque,
los amantes de entonces,
diáfano su toque,
encerrados en,
leyenda.
Se perderían en vida,
gota a gota de sangre herida,
su piel por el tiempo marchitada,
a la espera de la muerte anunciada.
Ella partía de regreso rumbo a la nada,
él no llegaría, enfermo de mentira infundada,
los recuerdos se entrelazan en el bosque,
las ramas, la cicuta y la daga.
Juntos,
por siempre,
en el recuerdo,
que se hace latente.
- Autor: Romina Delucetti (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de agosto de 2024 a las 11:25
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Sergio Alejandro Cortéz
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