Contrastes de mi tierra

Ricardo D. Branj

Contrastes de mi tierra

 

En esta tierra corpulenta y abundante;

prolífica,

aficionada a las semillas

y a las vaquitas;

a las manos curtidas

que saben de amaneceres y ocasos

y de práctica la tierra,

se siembra una muchedumbre

de hambre,

y el árbol de la riqueza

que abarca las distancias;

kilómetros y kilómetros de pobreza,

pocos metros de abundancia

es ágil, y desenvuelve su sombra.

Este contraste de hoy en día,

mil novecientos o dos mil…,

que asma corazones por pocos pesos,

por su ración de ayuno,

mientras que a la tierra exigen servidumbre

señores sentados en sillones,

sectarios sumidos en seda, y con Ideas,

y que ni siquiera se los ve

salvo en la mora impositiva

y en los salvatajes financieros del estado

y que sudan a la tierra, a la gente, a la nación

y nos agotan…

 

 

En esta tierra abundante y corpulenta,

aficionada a los milicos

y a la derecha que siempre se hace por izquierda;

a los silencios, a las traiciones;

a los escaños alquilados a perpetuidad,

digo ésta, nuestra tierra;

ésta que vitorean solemnes himnos

y donde muchas marchas tristes quedaron sin tocar;

ésta, llena de ilustres lustrados en bronce,

fundidos por decretos y maquinaciones

y a donde a los héroes anónimos,

a los verdaderos próceres

los lustra el barro o el olvido…

 

En esta tierra corpulenta y abundante;

inagotable,

aficionada a las multinacionales

y al capital extranjero de beso rápido

y a los ministros de economía

que ponen su quiosco

para vender barato a granel

y costosos espejitos de colores;

ésta, con su prestidigitación bancaria

que cada decenio propaga su show

y que en primera fila la Justicia

le arroja sus peluches…

 

En esta tierra corpulenta, inagotable

prolífica,

aficionada al desprestigio de los brillantes

y a las puertas del aeropuerto

a exportar la inteligencia

digo ésta, nuestra tierra

ésta donde la juventud mira desde afuera

y el futuro es como siempre negro y cíclico

y el trabajo ya es un artículo

que no se encuentra en las góndolas del super

ésta, nuestra tierra

donde el futuro nunca llega a la pubertad

y lo que más brilla

es el oro falso

con el que nos compran

los que nos gobiernan

y el oro que se llevan

cuando nos venden

los que nos gobiernan

 

En esta tierra inagotable, prolífica

sumida en la paciencia y la esperanza;

digo ésta, nuestra tierra,

ésta, que hicieron los abuelos

y sus abuelos, con las manos,

con su fe y su trabajo;

y digo ésta, nuestra tierra,

ésta, que siempre se queda sin… sin…

nafta… porque se la llevan…

Ésta, nuestra tierra

¡Nuestra tierra!

 

¡NUESTRA TIERRA!

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.