La lluvia

Humberto Gómez Sequeira

El cerebro de Newton,

eléctrico y sensual,

perdió su conciencia

 

gravitacional

 

y la manzana de Adán quedó

suspendida en un cielo

sin origen ni moral.

 

Los mares levitaron

sus abdómenes de sal

y las gotas puras,

 

libres del mal y del bien,

 

lavaron la cara del pecado

y diluyeron mis huesos

en la corriente sin fín.

 

Nacemos muriendo

y morimos viviendo.

 

"Cuando yo era niño tenía alas"

Por Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 

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