Se quejan del panadero
los clientes que han comprado
y el panadero responde
que su pan es de primera
y él lo vende “regalado”.
Llega el poeta y escucha
que el pan es “regalado”;
pide el suyo y se marcha
sin pagar lo que ha comprado.
El panadero reclama
y el poeta simplemente
paga el pan con un poema
que el panadero bien lee
y se da por bien pagado.
Al día siguiente el poeta
por su pan llega temprano,
y el panadero le entrega,
envuelto en aquel poema,
el pan que ha fabricado,
diciéndole al señorito
que con tales poemitas
el pan le queda muy malo.
El poeta no se inmuta,
ni se da por afectado.
Mira fijo al panadero
y le dice muy pausado:
con esos panes que vendes,
a precio de regalado,
no hay poeta en este mundo
que no escriba jorobado…
Frank Calle (12-abril-2019)
- Autor: Frank Calle (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2024 a las 00:58
- Categoría: Humor
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, jvnavarro, Tito Rod, JoseAn100, Sergio Alejandro Cortéz, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Muy bueno. Mañana iré a mi panadería con un poema a ver lo que dice el panadero cuando le pague
Un saludo
Por cierto, a veces uno se da con panaderos que no saben ni leer; pero lo más común es que el poeta no sepa hacer pan... y el juego quede empatado...
Un abrazo,
frank
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El de mi pueblo es un gran lector, me comentaba que le gustaban mucho las novelas de todo tipo, en cambio me decía que para él leer poesía era como perder el tiempo. Reflexionando pienso que somos mejores escritores de poesía que lectores de poesía. Por aquello de que la creatividad es una cualidad intrínseca del ser humano. Con la poesía todo el mundo se atreve.
Un saludo
Cierto, amigo Navarro, y solo tengo que mirarme a mí mismo. Cuando empecé, adolescente, ciertamente me atreví muchísimo, tanto en cuentos como en poesía.Y no pasó mucho tiempo para percatarme, que de todo aquello no se salvaba nada. A los 16 años descubro que a esa misma edad, Victor Hugo escribió su primera novela, Bug-Jargal; y Martí, "El presidió político en Cuba", dos obras formidables. Me sentí tan abatido, sintiéndome incapaz de hacer siquiera un cuento que valiera la pena, que abandoné las letras, por lo menos hasta los 20 años, para dedicarme a los estudios secundarios (donde me reencuentro con las letras, como camino forzado) pero sobre todo me dedico paralelamente al estudio y práctica del ajedrez, que con el tiempo se convirtió en mi segunda profesión; y desde los 18, la puerta para publicar mis primeros trabajos, como corresponsal de varias revistas de ajedrez de varios países Latinoamericanos, a partir de 1967. Solo pasados 20 años, dedicado a publicar ajedrez, cientos de artículos, publiqué un primer poema, aunque nunca dejé de escribir cuentos y poesías, pero solo por placer. Esa es la historia, vea si tiene Uds. razón en lo que dice.
Saludos cordiales,
Frank
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