Retorno al principio
Hoy jueves, Berta no ha madrugado mucho, casi son las 9,30, los recuerdos no la dejaron dormir, revisando sus notas ve que hay confusión en ellas, cree que no ha seguido el orden de plasmar sus miedos siguiendo un orden. Debo empecer por el principio, se dice a sí misma...
En un pequeño pueblo situado junto a un río que había sido testigo de historias de amor, conflicto y desdicha, un eco de añoranza resonaba en cada rincón. Entre sus calles empedradas y casas de tejas rojas, una joven llamada Berta caminaba con una pesada carga en su pecho. Su corazón había conocido la gloria y el tormento que trae consigo la pasión, pero hoy solo quedaba un vacío ensordecedor.
Nunca nos hiere el amor, pensaba Berta, cuando su alma se había vuelto tan dura como el roble. Sin embargo, cada vez que recordaba aquella mirada que la había consumido, el fuego que había iluminado su vida, se preguntaba si las heridas del amor eran realmente leves o si había subestimado el poder de su dolor.
El amor llegó a su vida como un sueño encantado. Una noche, en una fiesta bajo las estrellas, un joven de risa contagiosa y ojos llenos de vida se acercó a ella. Sus palabras envolvían a Berta en una bruma de dulzura y promesas, y un beso ardiente selló un pacto silencioso entre ellos. Pero lo que comenzó como un hermoso paisaje se marchitó con el tiempo; la gloria de aquellos días era un disfraz que ocultaba un ocaso inminente.
Berta había perdido al amor y la tibieza que una vez la envolvía. Y aunque el oleaje de la tristeza amenazaba con hundirla, ella se negó a sucumbir. Resguardó su alma con firmeza, como un roble resistente que resiste las tormentas. Pero el vacío se fue apoderando de ella, creciendo como una sombra que despojaba de color su vida.
Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. En el campanario de la iglesia, las campanas sonaban con un eco triste, como si también compartieran el dolor que Berta llevaba en su pecho. La soledad se adueñó de sus noches; el silencio era una compañía que se hacía más pesada con cada latido de su corazón de mármol.
Un día, Berta se miró en el espejo. Las lágrimas habían empañado el cristal, y en su reflejo encontró a una extraña: una mujer sin sueños, sin risas, atrapada en un pasado que ya no le pertenecía. Su corazón, antaño lleno de amor, ahora rebelde y errante, aullaba en las noches, buscando los vestigios de aquel amor fugaz. Como un perro de ceniza ladrando a la luna, clamaba por una respuesta que nunca llegaría.
La noche era profunda y la alborada se asomaba tímidamente cuando Berta salió de su casa. Las estrellas comenzaban a desaparecer, y el rocío temblaba en las hojas. Se detuvo bajo el viejo roble, aquel que había mantenido sus secretos y sus sueños. Sus ojos se cerraron, permitiendo que la brisa helada acariciara su rostro. Cerró los puños, sintiendo el vacío, sintiendo el eco de un amor que había partido sin mirar atrás.
Y en ese instante, comprendió que aunque el amor y la tristeza se entrelazaran como sombras en su vida, no podía seguir atada a la nostalgia. Berta decidió honrar lo vivido sin permitir que su ausencia definiera su presente. Con cada latido de su corazón, comenzó a despojarse del peso de su soledad. El alba, ahora más que un silencio, se convirtió en un nuevo comienzo.
La luz del día comenzó a romper con la oscuridad, y Berta sonrió entre lágrimas, encontrando en su dolor la fortaleza para empezar de nuevo. En su corazón, el amor no se había ido del todo; solo había tomado un respiro, esperando el momento en que ella estuviera lista para abrir nuevamente las puertas de su alma.
- Autor: Berta. ( Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2024 a las 09:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Mauro Enrique Lopez Z., Lualpri
Comentarios2
Bueno qué decirte Berta es una historia fuerte una historia de amor fuerte una enseñanza de vida fuerte grande como la grandeza de ese amor que tenías todos tenemos una desdicha de amor y la plasmaste bien en el papel un abrazo grande y gracias por brindarnos este poema abrazos
El amor siempre prevalece por sobre todas las cosas creando bellas y nuevas oportunidades.
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