Besa el concreto con la mirada
bosteza,
escupe aburrimiento.
Un huacal de madera es su trono.
¿Será un mirador de la lluvia cotidiana
o espera la huida de la hora gris?
¿Un preso al aire libre?
Detrás suyo cuelga una vida,
marchita:
Una bolsa de plástico,
un bastón,
un morral,
una memoria,
un pulmón herido.
Se busca en la lluvia,
se desconoce.
Así pasará 500 días.
La tristeza lo ha invitado a su casa.
Coexisten
en un viejo parque
donde los niños ladran
y los perros se arrullan.
- Autor: Chico ( Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2024 a las 23:46
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, CARLOS ARMIJO R...✒️, Antonio BALGAL✈, EmilianoDR, Gonzalo Márquez, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
A veces nos convertimos en vagabundos, cargando en nuestros hombros un costal de penas o de ilusiones.
Saludos.
Quién no ha sido vagabundo. Un abrazo!
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