ROMANCE ATÍPICO (MI HISTORIA DE AMOR) CAPITULO 4: ME LIBERÉ DEL VELO DE LA INCERTIDUMBRE Y SUPE QUE ERA AMADO

Isaac IMOS



CAPITULO IV 

 ME LIBERÉ DEL VELO DE LA INCERTIDUMBRE Y SUPE QUE ERA AMADO 

Estaba listo y preparado para sacar de mi interior la verdad. Con valentía y orgullo, en abril, decidí abrirme y revelar a quién le pertenecía mi cariño, fidelidad y amor. 

 

27 de abril 2015 

“Es genial tener una familia de mente abierta, que te apoya en todo y te respeta. Hoy confirmo eso y me siento muy afortunado de tenerlos. Jamás tendré que ocultarles algo”.  

 

Unos días atrás hablaba con Yael, de contarles a nuestras familias de que éramos pareja, debido a que la mayoría de nuestros allegados sabían de nuestra relación. Yael me comentó que su madre ya sabía de mí, no obstante, no recuerdo si me contó de los detalles de su reacción, de hecho, no me comentó cómo fue, no mencionó detalles, solo que ella ya lo sabía. Recuerdo que Yael no tomaba muy en cuenta las opiniones de los demás, pero como lo había mencionado anteriormente, le generaba cierta apatía su familia. Por el cual yo también entendí y decidí no redundar más en el tema. Sabía que a Yael no le motivaba revelar a su familia lo que teníamos por la relación que tenía con ellos, que, de mala o buena manera, no había punto de comparación con la relación que yo tenía con la mía. 

 

Mi familia es de tipo nuclear, durante ese periodo se hizo temporalmente compuesta, debido a que mi abuela paterna pasó sus últimos días con nosotros. Presencié su agonía por un cáncer pulmonar que se extendió a más órganos. Escuché sus últimas palabras a través de su dolor postrada en cama. Hasta entonces no tomé la importancia del papel de mi abuela en mi vida, pero ahora más que nunca escribo y medito que aún que jamás recibí de ella un interés maternal, sé que, en el fondo de mi ser, ella deseaba que yo fuera feliz a pesar de sus pensamientos conservadores. Desearía mucho que ella conociera esta historia, me hubiera gustado mucho el haber conocido su opinión, que Yael fue una persona demasiado importante para mí.  

 

Antes de que enfermara muy gravemente fui con mi madre a su casa, en esa mañana me preguntó si tenía novia, mientras yo respondía a Yael con un mensaje de que estaba con ella. No pude decir la verdad, debido a que mi madre estaba presente también y no era un momento apropiado. En su pregunta, respondí que no y vino a mi mente un recuerdo de mi infancia, cuando mi abuela me regañaba por jugar con mis primas a colocarnos uñas largas de plástico que se pegaban con un pegamento temporal, mi abuela me miró y recuerdo sus palabras: 

 

“Los varoncitos no se ponen uñas, Isaac” 

 

Su expresión y su regaño me confundieron, me sentí abrumado, al no saber qué estaba haciendo mal. Para mí era divertido, un simple juego. Nunca quise verme como niña, no sabía la diferencia y no sabía que era mal visto por los adultos. 

 

A los pocos días su estado de salud empeoró y mi madre en su bondad, decidió cuidarla en nuestra casa. Siendo días muy agotadores para ella y para la familia, debido a los cuidados que requería, en la noche su dolor que tan grave que no podía evitar exclamar su dolor. Debido a ello decidí posponer revelarle que tenía una relación con Yael.  

 

Los días pasaron hasta que la enfermedad empeoró y llego a su culminación. El último día que estuve con mi abuela, en una noche, estaba frotándole su abdomen, porque expresaba un dolor muy fuerte.  Muy pocas veces mis lágrimas han sido vistas en mi familia, pero el ver a mi abuela en ese estado, no pude evitar que una lágrima recorriera mí mejilla. Sabía que era el último día que iba a verla.  

 

Mi padre llamó una ambulancia y la llevaron a un hospital donde falleció en el amanecer.  

 

“Desearía que no fueran mis lágrimas lo último que viste de mí. Tal vez no era digno de tu cuidado y de tus consejos. La oportunidad se me escapó de las manos por el flujo del tiempo y por la injusticia de la materia. Te incluyo en mi porque siempre te juzgue sin saber que tal vez en el fondo me querías. Donde quiera que estés deseo que puedas leer esto y que sepas que fui diferente. Sin ti yo no hubiera existido y mi lazo contigo nunca se quemó, seguirá en recuerdos, como una vela en mi mente que nunca se apagará. Perdón por no haberme unido lo suficiente, abuela” .

 

A las pocas semanas después en una noche, con un poco de miedo e incertidumbre decidí que era el momento. Lo estuve pensando todo el día y planeaba cómo se lo tenía que decir. Nada de lo que planee sucedió. Simplemente me deje ir. Mi madre estaba acostaba viendo televisión y le comenté que necesitaba hablar con ella. Estábamos solos en casa porque mi padre trabajaba en esa noche por el cual me sentía relajado y abierto de revelarle mi relación. Caminé a su cuarto y me senté al lado de ella y le comenté:  

 

“Mamá, quiero decirle por qué estos días salgo más temprano de lo normal para ir al trabajo, he mentido de las supuestas juntas que tenía, ya no puedo mentir más, la verdad es que he estado viendo a alguien. Tengo una relación”.  

Mi madre con mucha alegría me preguntó que si quién era “ella”.  

Le dije que tenía una foto de mi relación y le mostré mi celular, donde salgo con Yael, sentados en el pasto.  

Su reacción fue de mucha sorpresa y me pregunta si es “niño”, a lo cual le comenté que sí, su nombre es Yael. Con una voz dulce me responde:  

“En serio mi amor” ... 

 

Sus palabras al borde de llanto, podría jurarlo que nunca fueron de desagrado o de decepción. Me agradeció de haberle contado y con un abrazo me dijo que no me preocupara por nada, pues su apoyo siempre estaría presente. Sus lágrimas se desbordaron al igual que las mías. Le comenté cómo lo conocí y como era conmigo y que estaba siendo muy feliz con él. Externé también mi preocupación de cómo lo iba a tomar mi padre. Me comentó que no le dijera nada porque eso lo tenía que hacer ella, en un momento apropiado.  

 

Regresé a mi cuarto, feliz y desahogado. No compartí más detalles porque sentí que de igual manera tenía que procesar la información, no es fácil que ella durante toda su vida deseara que yo fuera el hijo que le diera nietos, tal vez siempre vio que yo me iba a casar e iba a tener una linda familia, genuinamente pensaba que me casaría con una chica gótica, una chica parecida a mí. Nunca podría llegar a pensar que me enamoraría de un gótico barbón de metro setenta de altura. Ironía de la vida. 

 

Confieso que fue uno de los mejores días de mi vida, una revelación de que mi familia me aceptaría tal cual soy. 

A los pocos días mi padre se enteró. Él no lo tomó de la mejor manera. No me dirigió la palabra por una semana, mi madre me comentó que mi padre le decepcionó un poco la noticia y que por esa razón ya no me iba a poyar por mi decisión de ser gay. A lo cual le comenté que no era una decisión, porque no es que elija ser heterosexual u homosexual, sino que esto nacía de mi interior y es algo que yo no puedo cambiar. Le plantee un ejercicio, si hubiera decidido ser heterosexual, ¿tendría el apoyo de mi padre solo porque me gustan las mujeres?  

Acertó con la mirada y me dijo que volvería hablar con él.  

 

Al ser honesto, por unos días me sentí “raro” con mi familia, pues sus miradas eran como si fuera un desconocido, me hacían sentir extraño. Era gracioso y tierno. Mi padre lo aceptó después de la semana que no habló conmigo.  Inesperadamente por su carácter cómico y sarcástico empezó a jugar con frases de burla y me hacía bromas, a lo cual no me ofendía pues mi padre siempre ha sido muy bufón y elocuente. Sabía que lo hacía de cariño. Me lo tomaba también a broma. Volví hablar con él y recuerdo haberme dicho que si alguien me ofendía por mi gustos o preferencias sexuales que él iba hacer el primero en defenderme.  

 

Soy muy afortunado de mi familia y del gran amor y apoyo que siempre me han dado. Nunca me han fallado y sin ellos no sería lo que soy. Tengo tanto que agradecerles que me da miedo no tener tiempo suficiente de recompensarles. Busco constantemente la manera de apoyarlos y siento que jamás será suficiente.  

 

Le conté a Yael y vi su felicidad cuando le dije que mis padres querían conocerlo.  

 

Al paso de unas semanas lo invité a casa. Primero conoció a mi madre, el cual muy encantada lo saludo, sin mostrar incomodidad. Lo invito a sentarse en la mesa mientras ella fumaba un cigarrillo. Sus primeros diálogos no fueron mas que hablar de familia y recuerdos. Si algo tengo de mi madre es tener una fijación melancólica por el pasado y un miedo constante al futuro. Al cabo de un rato mi padre llego y lo recibió también de muy buena manera, saludándolo cortésmente e invitándolo a comer. Sentados los tres en la mesa, me senté a lado de Yael, pensaba en tomarlo de la mano, pero realmente no pudimos mostrarnos afectos. Era más que obvio que nosotros éramos los que estábamos incomodados. No nos importaba la opinión de los demás, pero en familia es diferente. A veces pienso que mis padres esperaban a que ambos actuáramos como si fuéramos novios, pero también razonaban que jamás esperaron que yo trajera a casa a una persona de mí mismo sexo, tal vez y en el fondo, no querían que nos mostráramos afecto, y aún que lo esperaban, eso no iba a suceder.  

 

Fue una tarde muy emotiva para mí, al fin pude mostrarles a mis padres a la persona de la que había enamorado. Sus pláticas fueron fluidas y amenas. Mi madre estaba tan emocionada que no dejaba hablar a Yael. Es gracioso pensarlo, mi madre queriendo convencer a Yael que le agradaba, aunque a veces se mostrara impertinente. Mi padre, por el contrario, hablo con él con más énfasis en el trabajo, ocupación, rutina, convivencia familiar etc.   

 

No estoy seguro de la impresión que tuvo Yael de mi familia. Es probable que se haya sentido cómodo y seguro. Algo que yo nunca pude disfrutar de su familia. Siempre desee conocer a su madre. Obvio que la conocí, pero el peor momento a la peor hora. Y eso lo abordaré a detalle más adelante.  

 

Se hizo de una nueva familia, Yael logro conseguir de mi lo más sagrado que tengo y no hay razón de culparle. Su encanto y naturalidad conquista de muchas maneras. 

 

“Espero que vengas a dormir a mi casa, pronto tendré una habitación sola para mí, jugaremos toda la noche PlayStation y Smash”.   

“Que sea rápido por favor”... 

  • Autor: Isaac Imos (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de agosto de 2024 a las 17:08
  • Comentario del autor sobre el poema: Nuestra historia llevaba un camino hacía lo desoconido, ambos con luz y oscuridad. La historia puede estar sujeta a cambios, dependera si olvide poner algo importante. Pueden preguntar cualquier cosa estoy abierto a comentarios.\\\\r\\\\n\\\\r\\\\nPara Eva Moran.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 21
  • Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, ElidethAbreu, WandaAngel
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Comentarios +

Comentarios1

  • ElidethAbreu

    Los hijos son hijos poeta independientemente de sus elecciones, unas familias entiende esto y otras no, es una pena cuando a un hijo se le llama la oveja negra y tiene el alma mas blanca que todos.
    Para esa madre ejemplar mis respetos.
    Gracias y abrazos.



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