Romance a Salvatore

Freddy Kalvo

En un pueblo no lejano,

tan cercano y tan pequeño

sucedió algo nada extraño

y contárselos hoy quiero.

 

Solo son unas estrofas

que hoy escribo como un cuento

donde algunos animales

con esmero se lucieron.

 

En aquel pueblo que cito

muy cercano, nada lejos,

se anunciaron elecciones

pa´ llegar hasta el Congreso;

 

y elegir al presidente,

tan farsante y leguleyo.

Yo lo invito, buen amigo,

a que usted siga leyendo.

 

Y empezó la gran campaña

en las calles de aquel pueblo

denostando a los de siempre

que eran malos… ¡Y ellos buenos!

 

«Eran loros parlanchines,

tortolitos y jilgueros»

que gritaban que las «ratas»

no engañaran a los guetos,

que ellos eran los llamados

hasta por un Dios eterno.

 

¡Y lograron su objetivo

el Congreso tienen lleno;

y también la presidencia

se agenciaron en febrero

de una forma fraudulenta

con maniobras al Derecho!

 

Y ofrecieron maravillas:

un buen tren, aeropuerto,

la salud y educación...

¡Pero todo ha sido un cuento!

 

Y sobre la economía

las promesas son recuerdos

porque nada se ha cumplido

si elevado están los precios

de los bienes importantes

como son los alimentos

con salarios que son de hambre

pero... ¡Cómo les mintieron!

 

Siguen despidiendo gente

que se queda sin empleo;

para colmo, no permiten,

ni que venda el sorbetero.

 

Han prohibido hasta quejarse

y han querido poner freno

a las voces disidentes

de lo malo del gobierno.

 

Y los fondos de pensiones

se van desapareciendo

el gobierno va gastando

hace ratos, hace tiempo;

 

y pa´ colmo con reformas

a la ley en el contexto

que impedía lo agarrara

como si él fuera su dueño.

 

Y la deuda, buen amigo,

con el tiempo va en aumento.

¡Ha crecido exorbitante!

¿Y qué han hecho del dinero?

 

Todo está en un mal estado

y hay reclamos hasta el techo

que la gente nunca expone

porque impera mucho el miedo.

 

Y no es ciego el que no mira

si el que mira se hace el ciego

que le aplaude a su verdugo

en el que muchos creyeron.

 

¿Y del pueblo sabe el nombre

que describen estos versos?

Pues se llama: «Salvatore»,

que no aprende de lo viejo.

 

¡Ah mi pueblo con mi gente

cómo sufren desconsuelo

si hoy gobiernan como siempre

un atajo de rateros!

 

Y con esto me despido

aunque en deuda siempre quedo

porque es tanto el deterioro

de mi gente y de mi pueblo.

 

¿Cuál será la moraleja,

de este cuento que hoy les cuento?

«Que las ratas donde sea,

van en busca de un buen queso;

si le aplaude a su verdugo,

mejor véase al espejo».

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