Juego de tronos

Jhetsefany

 

¿Quién habla de paz trasiega,
y la habla como hecho viable?,
pues tan solo es consumable
como esa esperanza ciega
que va corriendo inestable.
Utopía en un tal mundo
donde juegos de cinismo
solo son juegos de abismo,
y solo hay paz, es oriundo,
con Dios y con uno mismo.

Y es inherente a lo humano
el dominio al que se aferra,
sea hacienda, casa, tierra,
come en boca, suelta en ano
mientras programa la guerra.

Preponderar es la norma
y aun pisando en el alambre,
van cobardes (un enjambre),
luciendo la buena forma
que les da por ansia el hambre,
pues con muchos alabados,
cual tribus de filisteos,
piensan, la paz es de feos
o tontos avasallados
con muy básicos deseos.

Allí donde masas moran
siempre hay un juego de tronos,
y hay dragones y hay monos,
los que matan, los que ignoran,
piden paz en semitonos,
porque no hay más falso rezo
que la oración de los gansos,
sus escusas son remansos
de no caer en tropiezo,
y se definen cual mansos.

Guerra es natural estado,
paz, aspiración eterna
desde tiempos de caverna
o los tiempos de mercado
con el fuego por linterna,
pues siempre será rentable
la propuesta del dorado
frente al sentir, maniatado,
de los de facción amable
que miran hacia otro lado.

Y cuánta vergüenza asoma
en ese sector de fieles
que ven más de los vergeles,
de sus flores con aroma
y pétalos en papeles.
Miran y ven gobernantes
de creencias instaladas,
como desvían miradas
para cuadrar los cuadrantes
de sacras causas feudadas..

Pero ese, es juego de honores
que anda por tabla cienosa,
a veces, risa amorosa,
que aunque tenga sus primores,
acaba bajo la losa.

 

Jhetsefany

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