Desahucio Emocional

Torajiro



Nadie nos devolverá el tiempo perdido, 
ni se nos resarcirá de todas esas mentiras que hemos creído.
Ya era demasiado tarde,
pero tuve que comprenderlo,
eso del hombre hecho a si mismo
era otra falacia mas.
Y aun en derrota me resistí a dejar de creer,
hasta la última gota de sangre que marcaba mis pasos andados,
quise creerlo,
 luché para qué todas esas mentiras se tornasen en verdad... 
Pero ya no quedaba nadie,
me había quedado solo.

Mi gran virtud, fue mi gran defecto,
Este mundo desechaba lo correcto,
apoyaba lo grotesco.
 
Confíe demasiado,
tanto en mi, como en los demás.

Fui traicionado,
abandonado,
Vilipendiado
 y dejado atrás...

Perdí la confianza de quienes 
alguna vez, habían creído en mi.

Llegó un momento en que mis derrotas me definían, 
mis pequeñas victorias apenas hacían ruido, nadie las oía... 

Pero ni en las fauces de un tan desalentador destino,
tuve ni la mas mínima intención de asomarme al precipicio,
al que caen las almas que habitan 
el exilio.
Seguí creyendo en aquello por lo que mi corazón latía, 
busque en contenedores de emociones aquellos sentimientos a los que se aferraban mis mancilladas ilusiones. 

Cometí la temeridad de ver en personas cualidades de las que carecían, 
Fui forzado a no esperar en los demás, lo que me exijo a mí mismo... 

El despertar de los sueños puede llegar a ser  muy cruel,
Despiertas en un mundo injusto, que carece de ningún sentido.

Había sido desahuciado de poder soñar,
algún malvado juez del inframundo había escrito mi desafortunado destino con mis lágrimas, 
Pero yo me aferre a mi rebeldía,
Me negué a dejar de soñar,
Acepté que la vida no sería  con ella,
Que sus pasos no los andaría a mi lado,
y que otro al que yo no conocía,
le daría todo aquello que yo no podía...

Algunos sueños mueren sin tener sentido, mueren sin ser cumplidos, 
Aunque también perduran en otra gente,
y esos son los que mas duelen,
los que te arrebatan, sin jamás haberlos sentido.

Pero el corazón sigue vivo,
sigue latiendo y mantiene la esperanza,
no existe la suerte para el niño que nace en casa de poca abundancia.
Anestesie el dolor que provoca la perdida, 
y no demoré la marcha de mi paso, Aún queda mucho por vivir, 
mucho que sentir, 
y aunque sea sin ella, 
Siempre habrá algún sueño que cumplir.

  • Autor: Torajiro (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de septiembre de 2024 a las 20:30
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 14
  • Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais
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