En una mañana de un día
recibí una llamada.
Era aquel señor que tanto alababa;
eran sus frases una guía,
eran sus palabras acuarelas.
No sucedió solo una vez.
Tiempo atrás que lo presiento,
en momentos distintos;
de lo que solo recuerdo
aquella voz.
Más tarde de lo pensado,
me di cuenta de que todo aquello
era mi interior,
que me engañaba
con buenas intenciones.
Era aquel que me susurraba.
Era el que se aprovechaba
de mi vehemencia,
con buenas intenciones;
para hacer de ancla
contra mis perturbaciones.
No es más que eso:
ayudas y orientaciones,
pero realmente agradezco
porque han servido,
o servirán después de un suspiro.
Me quedo tranquilo
de que estará conmigo
porque no es externo,
aunque este influye en su ser,
porque es mi ingrávido yo
que mira desde el interior.
- Autor: Iago A. ( Offline)
- Publicado: 3 de septiembre de 2024 a las 20:04
- Comentario del autor sobre el poema: Es un poema en la que hablo de la voz interior y subconsciente que puede tener cualquiera, y la importancia de esta.\r\n También está dedicado a la confusión con lo divino, no digo que no exista algo más allá para los creyentes (creer está muy bien); cuando puede que en esos momentos seas tú mismo, tu subconsciente, quien ha hablado o quien ha estado allí.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, CARLOS ARMIJO R...✒️, Mauro Enrique Lopez Z., Alexandra L
Comentarios1
Esa voz que trae paz, que puede influir, pero no determina, esa voz que susurra al oído, es nuestra y de Dios, porque el es parte de nosotros y nosotros de el. Disfrute tus letras.
Saludos, feliz tarde, Alex.
Gracias por tu interpretación Alexandra, tienes razón, influye y trae. Gracias por incluir a Dios en esa manera de ver.
Saludos igualmente
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