Dentro de sueños,
un aneurisma privado y sin aliento
rozó a una paloma ciega,
que en dolores volaba un tanto bajo
por laderas magistrales sin esperanza.
En cielos nocturnos y lacayos
ella supuso un renacer en vientre,
al llorar una pérdida la cual amenazaba
con interrumpir su dulce vuelo por siempre..
Pero, cierta tormenta abrumadora
tan jerárquicamente corrompió el vasto amanecer
de un zarpazo acérrimo y tan longevo...
..Que la paloma, ella tan azulosa y tímida,
no pudo más que discernir y rescatar cierto duelo
en troncos ya quemados por esos rayos
de truenos tan ensordecedores,
los cuales galliformes driblaban por un cielo
cada vez más y más
desafiante...
El lobo cansado y ya tiritado fué eco
en esas laderas por siempre mojadas,
esquivando esos charcos y esas lagunas
que en segundos formaron espejos espeluznantes.
No pudo mas que decidir descanso,
en un proyecto intolerante e idiota
por seguir camino cuando amaine esa tormenta
tan gloriosamente infernal.
Tan solo en el mismo claro los dos,
la paloma cansada y el lobo estepario
descansaron esa noche sin saberse
ni informarse el uno al otro de su estadía.
El acurrucado en vientre
bajo ese árbol tan regozijante,
y ella en ese hueco
que proveyó el suave tronco a medio romper..
La tormenta celosa y fruncida,
en su ansia por derretir amores
creó incendios a kilómetros,
mediante esos enojos abarrotados
que eran sus furiosos alaridos.
No dejando con su ruido
que la paloma escuche el suave respiro
del negro lobo,
ni que éste escuchara
los finos y tan propensos a amar
llantos de esa paloma preciosa,
quien ante una pérdida no supo nunca
fortalecer alas y ser águila...
Aún así supieron breves
sofocar ese cansancio
en un dormir paralelo y sin dolor,
dejando boquiabiertas a esas hormigas nulas
que en ejércitos luchaban por sobrevivir
a la marea teñida de negro que se les venia encima.
En sueños tan vívidos ella y él se encontraron
mediante una danza acérrima y comprometedora,
la cual alejaba de bostezos a los presentes
e invitaba a un maravillar tan espléndido y distante..
Supieron ser tan blancos los dos en ese bailar,
el lobo estepario teñido de rojo por una ruptura de siglos,
y la paloma viajera de un tono blanquiceleste cual aura esplendorosa
que tan solo necesita ese hombro amigo
y ese andar que la despierte..
Se dieron la mano en una noche
en la que las primeras gotas de un llover
fueron dulces notas y la primavera amenazaba
con nunca acabar...
Gentilmente su lobo arcaico,
gallardo, invitó al ave angelical
en una marejada de besos,
a pasear por el corredor de anhelos y deseos,
manchar el cuerpo con esa pasión mutua
y necesitarse en un nadar sin fin,
sabiendo que quizá ya nunca se verian a los ojos
luego de esa soñada noche.
Cuánto en ese beso fornido y distante,
primero y codificado,
ella impregnó de deseo,
y mensajera lo estampó en esas fauces de lobo rastrero,
quien tembló desde el corazón,
y cambió su color quizá por siempre...
No pudiendo ser menos el respondió
ante ese ruido de llaves maltrechas,
las cuales ya destrababan desesperadas en un malgastar de fuerzas,
esa puerta la cual aunque dura y pesada
ya no necesitaba encierro y casi sola
se abria de par en par ante esa dulce llegada...
Tal cual calabozo maligno,
dentro de ese castillo viejo e inmenso,
yacía ese flaco y carmesí esclavo
el cual supo amar mediante océanos de poesía una vez,
y por fín era rescatado,
el rojo soñador dentro de las entrañas del lobo...
Por esa Reina de Corazones,
la cual gobernaba digna
bajo el peto de esa
triste palomita...
- Autor: Nik Corvus Corone Cornix ( Offline)
- Publicado: 30 de octubre de 2010 a las 02:07
- Categoría: Amor
- Lecturas: 413
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