En tus brazos, fuego abrasador,
Desde el primer encuentro, lo presagió mi corazón.
Un cambio inminente, un nuevo camino a seguir,
En tus ojos, la luz que me ha de guiar.
Noches y días por ti arrebatados,
Un amor que el olvido no ha logrado borrar.
En tu mirada, el universo iluminado,
Y en cada alba, mi alma se renueva sin cesar.
La marea me arrastra a tu dulce ribera,
Donde los sueños se funden en la brisa ligera.
No me abandones en la inmensidad del mar,
Quédate conmigo, hasta que el sol vuelva a brillar.
Recojo los recuerdos, atesoro la ilusión,
Con el corazón desnudo, te entrego mi pasión.
En tus ojos me pierdo, en un dulce abismo,
El amor más puro que jamás he conocido.
Una vida no bastaría para amarte con fervor,
Pero a tu lado, cada instante es un eterno sabor.
Cuidaré cada aliento que de ti emana,
En mis sueños, mi amor por ti jamás se marchita ni se encalla.
En tu mirada, el universo se enciende,
Y cada día que pasa, la distancia se prende.
Nuestras bocas se unen, la sangre se enciende,
Sin ti, mi vida se marchita como una flor que se desprende.
Quédate a mi lado, donde pueda contemplarte,
Que mis manos te acaricien al alba despuntante.
Mientras más te descubro, al paraíso me acerco,
En tu amor, he encontrado mi refugio y mi cerco.
La distancia se esfuma, nuestros corazones se funden,
En un beso infinito, nuestras almas se confunden.
Lo que ya sabía, por fin se ha hecho realidad,
En ti, he encontrado mi plenitud y mi eternidad.
En tu piel, mi hogar he encontrado,
En tus ojos, mi universo he forjado.
Juntos bailaremos al ritmo del destino,
En un amor eterno, sin fin ni camino.
JTA.
- Autor: jtaltuve (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de septiembre de 2024 a las 22:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Sergio Alejandro Cortéz, Mauro Enrique Lopez Z.
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